La primera jornada del entroido de O Hío, la del lunes, se saldó con cinco evacuaciones en ambulancia como consecuencia de la ingesta excesiva de alcohol, en algún caso muy grave. Tres traslados los realizó la empresa que el Concello de Cangas contrató para el dispositivo de seguridad, dos la del 061 y hubo otro caso más en el que el damnificado por el alcohol fue trasladado al centro de salud por sus propios compañeros. Pero ayer, sin embargo, no hubo más que una evacuación y no alertó demasiado. La otra vertiente de O Hío, la que sale de Liméns y trascurre por la costa hasta Donón es casi siempre más tranquila. Tal vez se deba al cansancio de la primera, a las horas de sueño pendientes y al cansancio que se acumula en las piernas y en las voces de miles de seguidores de este entroido tradicional donde se dan cita la siete aldeas de O Hío.

La cuenta oficial que da a conocer Protección Civil Cangas es menor a la del primer día. Ayer se calcula que había entre 3.500 y 4.000 personas. Las comparsas salieron de Liméns sin incidencia y alcanzaron Nerga a la hora de comer. Amenazaba lluvia y cada uno se refugió como pudo. A pesar de ello, la Cruz del Castro volvió a ser el sitio elegido por la mayoría para "acampar". Hay bancos y mesas de piedra. A Donón se llegó con retraso, ya que la salida de Nerga no fue puntual al llegar las comparsas tarde a la cita. En Donón se danzó al ritmo de gaita y tambores en los alrededores de la Carcola. No hubo incidentes. En medio de esas casi 4.000 máscaras, un japonés que cursa estudios en la Universidad de Santiago de Compostela, que acudió al entroido en compañía de una amiga que es de Cangas. Anunció que no tenía intención de regresar a su país, que no había visto cosa semejante en el país del sol naciente.

El Entroido de O Hío dio ayer el relevo al de Aldán con el Martes dos Farrovellos y la salida de tarde por los barrios de la parroquia con la comparsa "A Cojonuda". El programa se retoma el viernes con el Enterro da Mexilla para los más pequeños.