El párroco de Cangas, Severo Lobato, fiel al santoral, cumplió ayer con San Antón, patrón de los animales, y convocó a los vecinos con sus mascotas en la puerta de la excolegiata para la tradicional bendición. La cita siempre es muy concurrida al tiempo que agradecida por los amantes de unos animales que suponen,en muchos casos, la mejor compañía en el hogar.

A las 18:00 horas acudió un nutrido grupo de vecinos con sus mascotas para recibir, ante la puerta de la iglesia, esa protección para sus fieles amigos de compañía. Eran todo perros traídos, tanto por adultos como por niños, muchos de ellos bajo el brazo dispuestos a recibir de manos del párroco ese agua bendita para unos seres, de los que Severo Lobato dijo que son necesarios para la subsistencia.

Una vez más, en la excolegiata se recordó la figura de San Antón, que descubrió la sabiduría a base de observar a los animales y el amor divino a través de la naturaleza y que así se convirtió en el patrón de los animales. El santo al que se veneró ayer con esta bendición, era Antonio Abad, natural de Egipto (251 d.C.), un hombre con muchos bienes que lo dejó todo a los pobres para vivir en soledad en el desierto. Primero lo hizo en un cementerio cerca de su aldea nativa y después se retiró al monte Pispir en donde vivió como ermitaño y le siguieron muchos discípulos.