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Ida y vuelta de un cabestrante del siglo XVIII

El Museo Massó adquiere una pieza hallada en Burela y que pasó por las manos de varios coleccionistas ingleses

Ida y vuelta de un cabestrante del siglo XVIII

La Sala Noble del Museo Massó de Bueu cuenta con un nuevo y llamativo invitado. Se trata de un cabestrante de ancla que se puede fechar en el siglo XVIII, una pieza que se encontró en su día en Burela. Las dificultades para localizar un elemento de estas características tan bien conservado provocó que llamase la atención de anticuarios especializados en Inglaterra, desde donde acaba de regresar a Galicia. "Resulta excepcional recuperar una pieza del siglo XVIII, procedente de un desguace efectuado en su momento y, por lo tanto, no sometida al deterioro de los fondos marinos", explica la directora del Museo Massó, Covandonga López de Prado.

El cabestrante tiene una altura de 120 centímetros, el diámetro de la parte inferior es de 63 centímetros y el de la superior de 66. Está fabricado en madera de teca y cuenta con seis aberturas cuadrangulares, numeradas con números romanos, para introducir las barras con las que se hacía girar el cilindro para recoger el ancla. "Por su porte y número de barras se deduce sin ningún tipo de duda que formaba parte de una embarcación menor: una goleta o un bergantín. La tipología corresponde a los modelos empleados en el siglo XVIII: el ensamblaje, el tipo de clavos, la decoración...", se explica en el informe de adquisición. Esa decoración ya no se conserva, pero por los rebajes en la madera se puede deducir que eran motivos florales y debía estar fabricada en latón.

La pieza fue encontrada en 1995 en la buhardilla de una antigua conservera de Burela. Fue rescatada por Julio César Barrionuevo, que la traslada a su vivienda. Posteriormete la vende a un coleccionista inglés llamado Peter Laurie, con un establecimiento en Greenwich, y especializado en antigüedades náuticas. Laurie restaura "con muy buen criterio" el cabestrante, sin alterar la pátina inicial, y luego lo vende a un coleccionista del sur de Inglaterra por una "elevada cantidad".

La azarosa trayectoria de este elemento náutico continúa en 2015, cuando reaparece en una subasta generalista en Plymouth. Desde el Museo Massó consideran curioso que no se intentase vender en una puja especializada en objetos náuticos. "Podría ser que no fue su propietario el vendedor, sino sus herederos", apunta Covadonga López.

Una impresión que se ve corroborada por la nueva aparición del cabestrante, del que se vuelven a tener noticias hace apenas un año, en junio de 2018... en una subasta de decoraciones de jardines. En ese momento fue adquirido por el gerente de Nautilus Antigüedades, David Sanesteban, un establecimiento situado en Ferrol. A pesar de que en la ficha de la subasta se apunta que es una pieza del siglo XIX y que había aparecido en Portugal, el anticuario gallego reconoce enseguida que se trata del cabestrante de Burela. Él mismo lo había visto en el domicilio de Julio César Barrionuevo e intentó su adquisición, aunque no fue posible debido a que la venta ya estaba apalabrada. Años más tarde David Sanesteban probó su compra, pero tampoco fue posible debido al elevado precio que se solicitaba. Finalmente a la tercera fue la vencida y el gerente de Nautilus se hizo con el cabestrante en la subasta de 2018, consiguiendo que la pieza retornase a Galicia.

"Es muy raro que estos elementos lleguen hasta la actualidad porque no se valoraban como piezas decorativas. Su procedencia gallega le otorga un valor añadido para formar parte de la colección de Museo Massó, que es de titularidad autonómica y está especializado en patrimonio marítimo", concluye Covadonga López de Prado para explicar la importancia de la compra realizada ahora por el museo y la Xunta de Galicia.

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