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Manuel Barros, 50 años entre Isla Margarita y Meira

Mañana celebra sus 50 años de sacerdocio con un homenaje en la parroquia moañesa

La iglesia que se construyó en San José de Paraguachí durante la estancia de Manuel Barros.

El párroco de Meira y San Martiño, Manuel Barros Brey, cumple sus bodas de oro sacerdotales y mañana domingo la parroquia de Santa Eulalia acoge unos actos de conmemoración con asistentes de ambas feligresías, sacerdotes de cinco nacionalidades procedentes del Seminario Redeemptoris de Ourense y familiares de Caldas, además de dos familias que viajan desde Isla Margarita, en Venezuela, en donde ejerció su apostolado.

En septiembre de 1994, Manuel Barros Brey llegó a Moaña para hacerse cargo de la parroquia de San Martiño y a los dos años asumió también la de Santa Eulalia en Meira en donde mañana celebrará sús 50 años como sacerdote en una conmemoración que incluye misa a las 12:00 y posterior comida en los aledaños de la parroquia.

Será un encuentro con muchas de las personas con las que Manuel Barros vivió momentos importantes en la vida, incluso dos familias que viajan desde Isla Margarita, en Venezuela, en donde ejerció el sacerdocio durante unos 18 años. También estarán los sos sacerdotes de Meira Héctor Bernárdez Germano y José Manuel González Alcalá, que desde niños fueron monaguillos con el párroco y con el que decidieron seguir los mismos pasos del sacerdocio. Héctor Bernárdez, después de permanecer en Croacia, está en la actualidad como rector de Seminario Redeemptoris Mater de Ourense, en donde Manuel Barros es confesor; y José Manuel González es cura en Toledo.

Posiblemente la iglesia de Santa Eulalia se quede pequeña para acoger a los asistentes. Acudirán familiares de Caldas, de donde es natural el párroco; del propio Seminario ourensano con seminaristas de cinco nacionalidades: México, Bolivia, San Salvador, República Dominicana además de España con un joven de Málaga.

Si a alguien echará sobremanera en falta el párroco será a su hermano mellizo Gerardo, que también se ordenó sacerdote, como él, y que falleció por enfermedad a los 47 años. Juntos vivieron los años en el Seminario Menor de Belvís en Santiago en donde Manuel Barros entró con 12 años a estudiar Bachiller y juntos permanecieron en el Seminario Mayor de San Martín Pinario, en donde estudió tres años de Filosofía y cuatro de Teología.

Nacido en el seno da una familia muy católica, asegura que sintieron la llamada desde muy adolescentes y de la mano también de un tío suyo que también es sacerdote. Su primer destino fue Santa Maria de Cuntis, en el año 69, en donde permaneció como coadjutor. Eran años en las que había muchas parroquias, se carecía de carreteras en todas, incluso de luz, pero se sintió feliz cumpliendo también con una de sus aficiones al crear con otros un equipo de fútbol.

Tras ello fue destinado a San Clemente de César en Caldas en donde permaneció dos años y allí sufrió una crisis en su vocación. Fue cuando emprendió una vida como misionero destinado en Isla Margarita, en Venezuela. Allí permaneció unos 18 años en la parroquia de San José de Paraguachi, de unos 23.000 habitantes y en donde a lo largo del tiempo fue abriendo hasta once centros o comunidades neocatecomunales para el culto. Fruto de esta evangelización dice que surgieron nuevos sacerdotes y al ver que había relevo, pidió al obispado su regreso a España y llegó a San Martiño en Moaña.

Fue un cambio grande, reconoce el párroco, había más gente en las celebraciones y en seguida se sintió muy bien. Manifiesta sentirse agradecido por estos 50 años como sacerdote "por el ministerio que se me encomendó, de hablar del perdón y de la misericordia a todos y por la fuerza interior que he tenido".

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