"Me animó muchísimo a estudiar y le teníamos un gran cariño. Fue una persona importantísima", señala el alcalde de Cangas, Xosé Manuel Pazos, sobre Ana María Soto Landeira, la señorita de Massó como así le conocían, que ayer falleció en su ciudad natal de Vigo, en donde había nacido en 1921. Pazos formó parte de aquella generación de cangueses a los que con la mediación de esta mujer, mediante becas, ayudó a estudiar, en su caso en la Universidad Laboral de Cheste en Valencia y en A Coruña, en donde cursó el Bachilleratos Elemental y Superior, respectivamente. Las banderas del Concello de Cangas lucen desde ayer y estarán hoy también a media asta en recuerdo y honor a esta mujer a la que la corporación nombró en 2016 Filla Adoptiva por su "labor inxente na dignificación da vida laboral pola mellora das súas condición laboráis e sociais".

En 2010, el Concello de Bueu también le rindió un merecido homenaje en su Gala da Igualdade, dedicada ese año a las mujeres que trabajaron en las conservas en la localidad. Por aquel entonces, la señorita de Massó seguía colaborando con el Hogar y Clínica San Rafael de Vigo, de atención a discapacitados.

Ana María Soto estudió Magisterio en Santiago y dio clases a alumnos de familias con pocos recursos económicos. Influida por las ideas de solidaridad, comenzó a visitar fábricas y consiguió que una metalúrgica de Vigo dejara salir a las obreras media hora antes, un día a la semana para que se reunieran con ella y le contasen sus problemas.

En su biografía consta que le encantaba ayudar a la gente y dio clases de noche a marineros que no sabían leer ni escribir. Pero lo que le más empezó a gustarle era el trabajo social y convenció a sus padres para que en los años 50 la dejaran ir a estudiar a Madrid para formarse como asistenta social en la Escuela de Formación Social.

A través de Amalia Bolívar, mujer de Gaspar Massó, entró a trabajar en la fábrica conservera de Cangas. Comenzó a trabajar el 1 de febrero de 1955 y acudía a diario en barco desde Vigo. Su caminata desde la estación marítima hasta la fábrica son todavía muy recordadas en Cangas. Ella visitaba las casas de las trabajadoras para conocer la situación familiar. Había un elevado índice de analfabetismo y ella las ayudaba, tanto si tenían que trabajar en otros puestos cómo su reincorporación gradual a sus labores tras una baja. Siempre quiso que la vieran "como una mano amiga que les ayudaba a volver a la empresa si estaban de baja.

Una de sus primeras propuestas, aceptada de buen agrado por el empresario, fue la creación de una guardería en la fábrica con un pediatra para que los hijos de los trabajadores estuvieran bien atendidos. Las mujeres tenían media hora para dar la leche a sus hijos, que también eran duchados en las instalaciones de esta guardería. Esta mujer siempre reconoció que la firma Massó Hermanos fue un modelo en el tema de la asistencia social. La fábrica también tenía comedor, hotel, escuelas y viviendas para los trabajadores.

Entierro en Vigo

Ana María Soto fue cofundadora de la Escola de Ensino Social de Galicia y en 1963 recibió el premio a la mejor asistenta social del año. Fue homenajeada en 2010 por la Asociación Cultural A Cepa, de Cangas, y a lo largo de toda su vida se destacó por su apoyo a los más necesitados. Realizó una importante labor en las Aldeas Infantiles, junto a Rita Regojo; en San Rafael en Vigo y con la Asociación María Auxiliadora.