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maRía Torres "Quiero devolver a los deportados la humanidad robada por los nazis"

La escritora participa en el homenaje que Bueu rinde hoy a José Ferradás, deportado y fallecido en el campo nazi de Mauthausen

María Torres en una conferencia del Club Faro. // Alba Villar

La historia de José Ferradás Pastoriza, vecino de Bueu muerto en 1941 en el campo de concentración nazi de Mauthausen-Gusen, saldrá hoy a la luz en el acto homenaje que el Concello le brindará en la Casa do Pobo de Beluso (20.30). Será en uno de los actos del programa "Bueu gozosos anos 30", en el que participarán su sobrino, José González; Xosé Novas y Manuel Mosteiro como representantes de la Asociación de Amigos de Johán Carballeira; y María Torres, historiadora responsable de la investigación de los deportados pontevedreses en campos nazis.

- Esta tarde asistirá al homenaje a José Ferradás Pastoriza. ¿Ha sido quizás una de las que más ha costado documentar?

- No exactamente, porque su historia no está completa, pero han decidido hacerle ya un homenaje, me han pedido participar y me parece bien. En Bueu han preguntado, han trabajado la vía oral, conseguido imágenes... y mi investigación es distinta, con un protocolo riguroso, en base a documentos oficiales, que también necesita de esa línea oral. Pero aún estoy pendiente de recibir documentación de archivos de Francia y Alemania. Sí que tenemos los documentos de su deportación, de su entrada en Mauthausen y de su fallecimiento.

- ¿Y la historia del otro buenense, Manuel Rey, está ya perfilada?

- No, hay documentación de él pero todavía tengo que hablar con las nietas y completar la historia.

- Ha investigado a un total de 38 deportados de la provincia de Pontevedra, dos de ellos de Bueu. ¿Es posible que aún puedan aparecer más casos?

- No me atrevería a responder. Partimos del trabajo que en su momento hicieron Benito Bermejo y Sandra Checa "Libro memorial. Españoles deportados a los campos nazis (1940-1945)", que es fantástico pero que quedó obsoleto. De hecho durante mi investigación he descubierto a dos personas más que no aparecen citadas. De Pontevedra creo que no habrá más.

- José Ferradás pereció en Mauthausen-Gusen, el campo que siempre se asocia a la presencia de españoles, pero hubo más campos donde fueron a parar los deportados pontevedreses.

- Sí, 28 de ellos estuvieron en Mauthausen o Gusen, e incluso en el castillo de Hartheim, pero hubo cuatro en Neuengamme, dos en Dachau, uno en Buchenwald, otro en Sachsenhausen, otro en Natzweiler-Struthof, uno más en Noruega, y una mujer, Mercedes Núñez, en Ravensbrück, que vivió en Vigo mucho tiempo y fue la primera que quiso hacer un censo de deportados gallegos.

- Es una labor de investigación ardua, más aún al faltar los testimonios de los protagonistas.

- No hemos llegado a tiempo. Llevo tres años con esta investigación, primero con los de Vigo y desde hace un año he ampliado la búsqueda a toda Pontevedra con la Asociación de Recuperación de la Memoria Histórica. Echamos mano de familiares, hemos localizado a muchos, han aportado, otros dándoles pruebas niegan incluso que sean de su familia... Hay de todo. Una de nuestras pretensiones es encontrar a esos familiares, por eso pedimos la colaboración en la página www.buscameenelciclodelavida.com.

- En muchas ocasiones las propias familias desconocen cuál ha sido su destino.

- Sí, hay mucho "mi abuelo se fue a la guerra y no volvió". Los deportados no hablaron. Francia envió avisos de decesos oficiales de españoles, pero no todos llegaron y hubo familias que se enteraron 20 años después. Muchos deportados no dieron su nombre real por miedo a represalias a su familia. Es complicado.

- Y estaban las reticencias a hablar de esa traumática experiencia.

- Es que fue un sufrimiento inconmensurable. Pensaban que nadie les iba a creer. También hay un grado de culpabilidad por haber sobrevivido mientras sus compañeros habían muerto. Les costaba mucho hablar.

- Hay que romper el mito de que todos los deportados tenían filiación política.

- No todos pero la mayoría sí que eran de izquierdas. Otros eran republicanos y no estaban de acuerdo con el golpe de estado. Cada historia es un mundo. Hay un vigués que iba a jugar con la selección gallega de fútbol en las Olimpiadas Populares de Barcelona que acabó luchando y luego murió en el castillo de Hartheim.

- ¿Dónde ha encontrado más dificultades para conseguir la documentación?

- Cada archivo es un mundo y el problema es que no tienes financiación. Los más complicados son los rusos. En España apenas hay registros. En Francia acabas consiguiendo todo con tiempo y por supuesto pagando. La Ley de Protección de Datos nos ha complicado mucho, porque para pedir documentos hace falta un familiar, y a veces no están localizados.

- ¿Recuperar esas historias es una especie de consuelo o liberación para las familias?

- A veces puede ayudar, pero hay quien no quiere saber y sigue sufriendo. Lo que pretendo es darle a los deportados la humanidad que los nazis les robaron. Y no es un nombre y una fecha, sino reconstruir sus vidas y ponerles cara. Por eso estos homenajes están bien, aunque soy partidaria de hacerlos sin políticos, solo con los investigadores y las familias.

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