La Xunta instaló ayer por la tarde las prometidas bandas rugosas en el tramo final de los primeros siete kilómetros de la autovía de O Morrazo puestos en servicio el pasado 11 de mayo. El objetivo de esta medida es alertar a los conductores, mediante el sonido, de la necesidad de reducir la velocidad para incorporarse en seguridad al desvío acordado, a través de la rotonda de la salida de Meira.

Esta rotonda se convirtió en paso obligado para salir de la autovía y reincorporarse directamente a la zona de Corredor en obras, con solo un carril para cada sentido. Este desvío se aplicó a la semana de la puesta en servicio de estos siete kilómetros de autovía, para evitar accidentes en esta zona de transición.

Las bandas rugosas, junto a la señalización de zona de obra instalada en las últimas semanas, ponen fin a las medidas de seguridad previstas tras los primeros siniestros, según explicaron ayer desde la Consellería de Infraestruturas.