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Guillermo Torres Meana, "Guillermo": "Si eres humorista y haces sátira política, al menos esperas que no te metan en la cárcel"

Desde "Orgullo y satisfacción" indagan en las definiciones y los límites del humor

Página del libro "¿Qué es el humor?", de la colección de "Orgullo y satisfacción". // Monteys y Gillermo

"Los autores de Orgullo y Satisfacción llevan mucho tiempo respondiendo a las mismas preguntas: cuáles son los límites del humor, qué líneas rojas son las que el humor no debería traspasar, cuándo se convierte el humor en humor negro? Pero al final, todo es mucho más sencillo. Ellos hacen humor porque les gusta, porque creen en él, porque es su idioma y porque seguramente no saben hacer otra cosa. Así que ahora, por fin, han decidido responder con 100 chistes a una sola pregunta que da respuesta a todas estas cuestiones, una pregunta que tan sólo ellos saben responder: ¿Qué es el humor?"

Con este cometido manifiesto, Guillermo (ex de El Jueves, El Mundo e incluso del FARO DE VIGO de finales de los 90, y ahora en El Español), comparte páginas con Ágreda, Albert Monteys, Alberto González Vázquez, Asier y Javier, Bernardo Vergara, Luis Bustos, Manel Fontdevila, Manuel Bartual, Mel, Morán, Oroz, Paco Alcázar, Toni y Triz. Del resultado dará cuenta en un acto que se celebra esta tarde, a las ocho, en la librería Wells, de la Praza do Arco, donde este cangués de adopción dibujará y firmará ejemplares de ese compendio de chistes recién salido de la imprenta.

-Lo primero que sale al poner su nombre en Internet es la condena por una portada "irreverente" de El Jueves donde los príncipes Felipe y Letizia se aireaban en cueros manteniendo relaciones sexuales. ¿No le perdonaron tal atrevimiento?

-Es un caso claro de control de la libertad de expresión. Manel Fontdevila y yo fuimos juzgados y condenados a una multa de más de 4.000 euros cada uno por un simple dibujo. Aún hay algunos asuntos intocables, pero en este caso me marcó para bien.

-En 2014, otra portada sobre la monarquía acabó en encontronazo con su propia editorial.

-Sí, el día de la abdicación del rey Juan Carlos en su hijo Felipe, al que entregaba una corona con excrementos y moscas. Era un chiste infantil, de los de caca-culo, pero el dueño de la editorial dijo que esa portada no salía, quedó secuestrada, y en su lugar hubo que poner una de Pablo Iglesias.

-De aquellos polvos vinieron estos lodos, porque Orgullo y satisfacción nació de ese desencuentro...

-Nos marchamos de El Jueves 18 dibujantes, alrededor de la mitad de la plantilla, y creamos nuestra propia publicación. Una revista satírica, sin patrocinadores ni publicidad, sin accionistas a los que tengas que rendirle cuentas. Orgullo y satisfacción [su título alude a una expresión del rey, pero también al sentimiento de iniciar su propio camino] es de sus dibujantes, que somos libres y hacemos humor sin límites, sin censura, repartiendo lo que se cobra por ello. Es algo que nunca antes se había hecho.

-Ya, pero esa aventura toca a su fin.

-Hemos aguantado dos años y medio. Para garantizar su supervivencia necesitamos 12.000 suscriptores y solo hemos llegado a 5.700. Las últimas suscripciones vencen en diciembre y a finales de año cerraremos la publicación. Hemos tenido éxito, pero somos más de 20 dibujantes y personal que necesita cobrar dignamente, porque lo otro es esclavitud.

-¿Son necesarios los humoristas?

-El humorista hace falta como hace falta el buen periodista o el médico de cabecera.

-En sus inicios usted publicó en varios periódicos de Prensa Ibérica, como el FARO. ¿Qué recuerdos guarda de entonces?

-Muy buenos. En La Opinión de Murcia o el FARO hacía una página dominical de chistes con la actualidad de la semana, con guión del periodista Ángel Matiel. Nos metíamos con políticos de ámbito local. Fue una gran baza convertirlos en protagonistas porque están más cerca de los ciudadanos y tuvo un éxito tremendo.

-A propósito, ¿cómo está llevando su aterrizaje en O Morrazo?

-Llegué a Cangas para el Salón do Cómic el año pasado y desde ese momento me quedé prendado. Me gusta todo: su gente, su gastronomía, su paisaje... Es maravilloso. Ya le digo a todos que no echo de menos Sevilla.

-¿Y nuestro humor? ¿Qué le parece Luis Davila?

-Un auténtico genio.

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