La trayectoria profesional de Mabel Lozano (Toledo, 1967) cambió al conocer a Irina. Una chica a la que su novio trajo de Rusia para venderla y explotarla sexualmente. Su caso la conmovió, no pudo mirar para otro lado y en el 2000 dejó los tacones y el brillo del programa "Noche de Fiesta" para sumergirse en mundos más sórdidos como el de la trata de mujeres. Su último trabajo, "Chicas Nuevas 24 Horas" (2015), le ha valido la candidatura a los pasados Goya como mejor película documental. Su trabajo será premiado este sábado a las 22.30 en el Auditorio Municipal con el premio Mulleres en Acción. Un galardón que se encuadra dentro de las actividades de la Mostra.
-¿Qué le hizo cambiar el plató de "Noche de Fiesta" por la defensa de los derechos humanos?
-Cuando yo era pequeña las mujeres no eran directoras de cine. Las mujeres de mi entorno y las que salían por Televisión Española no tenían ese papel. Por esto, iniciativas como Mujeres en Acción son magníficas para las mujeres. Hoy en día los techos de cristal están para romperlos.
-¿Por qué se decidió por estudiar cine?
-El detonante fue conocer a una chica rusa llamada Irina hace 12 años. Me la encontré en un acto contra la violencia de género, al que acudo todos los años, que se realiza en la Puerta del Sol de Madrid el día 25 de noviembre. Ella me miraba a los ojos y parecía que me estuviera contando un guión cinematográfico. Me contó cómo había llegado a España con su novio. Él la había llevado a las afueras de Madrid y la había vendido por 3.000 euros. Más de 800 hombres pagaron por sus servicios y ninguno la ayudó.
-¿Le ofrece el vídeo posibilidades de contar sus historias que no le dan otros formatos?
-Tengo una gran curiosidad por la vida. Cuando te pones detrás de la cámara y puedes observar es maravilloso. Sin embargo, soy consciente de que mi nuevo documental, "Chicas Nuevas 24 Horas", lo normal es que nadie lo hubiera querido ver. A la gente no le importa que le cuentes que frente a ellos hay esclavitud. Afortunadamente, la gente sí ha querido ver esta realidad. "Chicas Nuevas 24 Horas" ha tenido un éxito arrollador, hemos conseguido cambiar la percepción de la trata de mujeres a miles de jóvenes.
-¿Busca concienciar a la sociedad sobre la trata de mujeres con "Chicas Nuevas 24 Horas"?
-Pienso que lo verdaderamente transformador es formar a través de la educación y de la cultura. Nuestro trabajo ha sido prevenir a las chicas de estas situaciones en los países donde hemos rodado. Hemos llevado el documental a los colegios e institutos donde son captadas estas niñas. En España también hemos estado en las mejores universidades y en cientos de institutos. Les hemos contado que la trata no es ocio, la trata asesina a las mujeres.
-Indagar en temas tan duros como la trata de mujeres, ¿ha conseguido que descubra cosas sobre la condición humana que le parecían impensables?
-He descubierto dos cosas: el ser humano es capaz de lo peor y de lo mejor. Si yo quisiera escribir un guión de ficción sobre las cosas que les hacen a las mujeres en todo el mundo no podría. No podría escribir como un cliente en un club de A Coruña paga 100 euros por darle una paliza a una niña. No imagino que un ser humano sea capaz de hacer esto, he descubierto la maldad aunque también la bondad y el compromiso de mucha gente que lucha contra la trata.
-¿En qué temas tiene que mejorar la sociedad española respecto a la mujer?
-Las mujeres somos el 50 por ciento de la sociedad, el 50 por ciento del mundo y el 50 por ciento de su talento. ¿Dónde están las mujeres cuando se reparten los Premios Nobel? No doy crédito a que no estén ahí. La sociedad no puede desperdiciar la mitad de su talento. Aún queda mucho por hacer, también en otros temas con la conciliación laboral y familiar.
-¿Hacen falta más premios como el de "Mulleres en Acción" para visibilizar trabajos como el suyo?
-Los premios siempre tienen cosas maravillosas y la primera es que piensen que tú te lo mereces. Con ellos también adquieres un compromiso, te ponen el listón más alto. Gracias a uno estamos hablando de trata.
