Camilo Mortágua (Oliveira de Azeméis, 1934) fue uno de los protagonistas del cambio vivido en Portugal, un país cuya transformación fue total entre la situación política previa al 25 de abril de 1974 y lo que ocurrió tras la Revolución de los Claveles. Mortágua, padre actualmente de dos conocidas diputadas del Bloco de Esquerda, participó en el secuestro del paquebote "Santa María", rebautizado como "Santa Liberdade". Bajo el mando del militar Henrique Galvao, un grupo de portugueses y gallegos asaltaron este barco para llamar la atención de la opinión pública internacional sobre las dictaduras de Franco y Oliveira de Salazar.
Este sábado Mortágua presenta en Moaña -20.00 horas en el salón de plenos- el libro de sus memorias, bajo el imposible título de Tem coisas, ti Manel, tem coisas más de aturar... El acto de presentación, organizado por la Asociación José Afonso y el Concello, contará con la proyección del documental Santa Liberdade. Intervendrán también la autora de esta pieza, Margarita Ledo, y el escritor Cipriano Jiménez.
-Pasaron 55 años del asalto al barco Santa María. ¿Por qué esa historia sigue atrayendo tanto?
-Creo que para los gallegos que participaron, lo ocurrido en el "Santa María" fue lo más extraordinario que les pasó. Yo me siento orgulloso de haber podido escuchar el himno gallego mientras los oficiales del ejército estadounidense guardaban silencio. Algo impensable en la Galicia de los años 60.
-¿Qué buscaban los que protagonizaron el asalto?
-Nosotros lo único que buscábamos era la libertad.
-¿La democracia actual de Portugal era lo que esperaban cuando asaltaron el "Santa María"?
-La democracia actual es como un arco iris. Por mucho que la gente corra nunca lo puede alcanzar. La libertad es igual.
-Portugal parece anclado en una crisis sin final en los últimos años. ¿Cómo se puede superar?
-La forma es luchar, luchar siempre. No hay otra forma.
-Fue una figura clave en la creación de la Liga de Unidade e Acçao Revolucionária (Luar). En 1967 participó en el asalto a una sucursal del Banco de Portugal en Figueira da Foz. ¿Eran tiempos que obligaban a traspasar la frontera de la legalidad?
-El que traspasó esa frontera fue Salazar y su dictadura. Ellos pasaron la frontera de la legalidad. Nosotros teníamos que defendernos. No había otra. Sigo pensando que cuando no hay otra opción, llegada la hora, alguien tiene que dar el primer paso de la lucha.
-¿Por qué presenta en Galicia su libro?
-Primero por cuestiones de amistades. Las cosas siempre ocurren por las relaciones humanas. Galicia, en la historia de mi vida, es tan importante como Portugal. Creo que tenemos parte de una patria común, la patria galaica. Eso nos debe dar una corresponsabilidad grande sobre lo que ocurre a los dos lados de la frontera. Espero poder usar este acto para poder conversar con los gallegos de Moaña.
