Para descender el nivel de agua acumulada en la calle Carlos Casares, en Cangas, los bomberos utilizaron 4 bombas de achique durante 12 horas. Los bomberos sentían impotencia ante semejante situación. Nada podían hacer tampoco para solucionar la inundación que había en la casa de Javier Avilés, que recordaba ayer que en 50 años jamás el agua había alcanzado esa altura: cuatro centímetros en el interior de la casa y casi medio metro en la calle.

A Javier Avilés la tromba de agua no le cogió de sorpresa. Es cierto que no la esperaba tan fuerte, pero como había pronosticado lluvia y el domingo ya hubo problemas decidió estar atento. Y gracias a eso, salvó los muebles, nunca mejor dicho y trasladó a su familia, su mujer y su madre a la planta de arriba. Desde allí iniciaron las llamadas a los bomberos, al Concello de Cangas... La situación era pero que la vivida el domingo. El agua entraba por todos los lados y, fuera, la calle parecía un lago. Durante largo tiempo mantuvo una tensa conversación telefónica con la concejala de Obras y Servicios, Mercedes Giráldez. El problema volvía a ser el mismo que el domingo pasado: la tubería de saneamiento que se encuentra en medio de una finca particular se encontraba atascada. Había sido concebida para dar servicio a unas cuentas casas, pero el boom urbanístico de Cangas levantó allí varios edificios. La red no está dimensionada para hacer frente a lo que ahora son casi cien viviendas.

A las 19.30 horas las máquinas de Aqualia había logrado desatascar la tubería y poco a poco el agua fue bajando de nivel, tanto fuera como dentro de casa. Los operarios de la concesionaria del agua entraron a la finca alrededor de las 15.00 horas.