Lo ecológico está en auge, y una de las mejores maneras de llegar al consumidor continúa siendo a través del estómago. Por eso la gastronomía tuvo un peso especial en la cuarta edición del Mercado Ecológico y Artesanal de Bueu, que congregó a cientos de personas a lo largo de una jornada en la que uno de los mejores aliados fue la meteorología, tal y como reconoció Luz Gómez, de Horta Agrelo, una de las impulsoras de esta iniciativa.

El mediodía fue la hora punta en la que hubo mayor movimiento en un mercado en el que la carpa se llenó para disfrutar de las propuestas gastronómicas allí presentes. La organización calculaba ayer haber servido más de 300 raciones del menú del ecoxantar, a base de pizza vegetariana, arroz de la huerta, torta de queso gallego con mermelada de arándanos y cereza, bollito de pan artesano y agua. En total 8 euros para degustar un menú cien por cien natural. Otros eligieron probar las galeguesas, hamburguesas de carne gallega, mientras que los más golosos pudieron acudir a los numerosos puestos que ofertaban dulces de todo tipo.

A esa hora también había importante movimiento en los diez establecimientos que se adhirieron a la ecorruta, iniciativa a través de la cual ofrecían menús o pinchos elaborados con productos ecológicos. La importante afluencia de público con motivo de la Liga San Miguel de Traineras, tanto a nivel gallego como llegado de fuera de las fronteras autonómicas, se hizo notar y los locales registraban los primeros llenos. Encontrar una mesa libre se hacía difícil.

El peso gastronómico también se hacía notar en las propuestas de los cerca de 50 productores con presencia en el mercado. Vegetales, frutas y tubérculos procedentes de cultivos ecológicos y respetuosos con el medio ambiente convivían con el pan y los postres artesanos. Entre estos últimos había galletas, bizcochos e incluso helados. También algunos otros no para degustar en el momento sino para hacerlo con tranquilidad en casa, como la miel o las mermeladas. Para entonar el espíritu, licores y cerveza artesanal, y para después de la digestión no faltaban productos de madera, láminas, camisetas, inciensos, plantas o creaciones elaboradas con corcho y joyas.

Tampoco faltó público a las charlas matinales sobre alimentación ecológica y el aprovechamiento de las plantas, al igual que en los obradoiros vespertinos, sobre repostería creativa, merienda saludable y arteterapia. Todo para poner sobre la mesa un amplio abanico de posibilidades en una jornada en la que la organización se mostró contenta por haber cumplido con las expectativas creadas por esta iniciativa.