El Museo Massó de Bueu tiene nueva directora. Se trata de Covadonga López de Prado Nistal, que tomó posesión de su cargo hace apenas unos días. Sustituye a Roberto García Aneiros, que desempeñaba esa labor desde el año 2006.

-¿Cuáles son los objetivos que se marca en esta nueva etapa al frente del Museo Massó?

-Sobre todo la ampliación del edificio, porque sino puede ser muy difícil sacar adelante el museo. Es necesaria esa obra y la ampliación de la plantilla de personal para poder desarrollarlo en condiciones.

-Llega usted meses después de que se presentase precisamente ese proyecto de ampliación ¿Qué le parece la propuesta presentada por Gallego Jorreto?

-La ejecución de ese proyecto sería algo excepcional. Hay ocasiones en las que se contrata a arquitectos estrella para edificios que finalmente no cumplen las funciones que deberían cumplir. Pero Manuel Gallego tiene mucha experiencia, como el Museo de Bellas Artes de A Coruña [le valió el premio Nacional de Arquitectura] y sus proyectos están muy pensados. Se puede decir que está especializado en museos. Para Bueu sería algo estupendo: podríamos ampliar la exposición permanente, poner en condiciones la sala temporal, un salón de actos, un auditorio...

-¿Cree que la Consellería de Cultura finalmente impulsará esa actuación?

-El director xeral de Patrimonio estuvo aquí hace unos días y visitamos el edificio. Éste no puede considerarse como definitivo, sino algo más bien provisional. Él es consciente de las carencias y de su problemática y explicó que por su parte se impulsaría la ampliación.

-¿Hacia donde debe dirigirse en el futuro el Museo Massó y su colección?

-La colección del Massó es muy peculiar. En otro tipo de museos puede producirse una cierta competencia y solapamiento. Pero, a pesar de que está cerca el Museo del Mar de Vigo, éste es casi único por su colección náutica y de conservas. El patrimonio industrial no está debidamente protegido y en Galicia no hay colecciones institucionales, sólo esta. Por eso, el Museo Massó debería centrarse en ese patrimonio industrial que no se valora debidamente y que está en peligro.

-¿Qué tipo de contenidos se incluyen dentro del patrimonio industrial?

-No estamos hablando sólo de maquinaria, sino también de archivos documentales para conocer la realidad social, económica, el funcionamiento y la historia de las fábricas.

-A pesar de ser un recinto pequeño, el museo ha conseguido atraer a un gran número de visitantes. ¿Es posible seguir creciendo o ya se ha tocado techo?

-Todavía puede crecer más. Hay que darse cuenta que muchos de esos visitantes vienen en una época muy concreta, durante el verano. Por ello, hay que desarrollar un programa con escolares durante el invierno y organizar visitas de centros educativos. Tenemos que intentar que haya actividad durante todo el año y lo mejor es que los visitantes vengan por propia iniciativa. Los escolares son un público cautivo [vienen obligados], pero son los visitantes del futuro y es interesante que conozcan el museo. Eso es algo que hasta ahora no se ha hecho, pero no por falta de voluntad sino porque no hay personal suficiente.

-Aún acaba de aterrizar en Bueu, pero ¿sabe ya como se estructurará la programación del museo para los próximos meses?

-Ahora tenemos una exposición fotográfica sobre la isla de Ons y probablemente la prorroguemos. Así podremos ponernos a trabajar en la programación del año que viene. Pero sí que me gustaría darle una vuelta a la exposición permanente de la primera planta [la Sala Noble]. No se debe tratar sólo de exponer objetos como si fuesen tesoros del pasado; son importantes en tanto que nos transmiten información. Por ello, hay que darle a exposición un argumento que sea fácilmente comprensible por el visitante y que cuando salga tenga conocimientos sobre la temática.

-Usted estaba en el Servicio de Museos de la Xunta cuando en 1992 se adquirió la colección Massó. ¿Conoce la ilusión y expectación que se generó con la apertura de este museo?

-Hay que mantener esa ilusión. El museo es muy importante para Bueu y para toda la comarca de O Morrazo y se tiene que que identificar con su población, su historia y sus perspectivas de futuro. Pero la visita al museo no debe ser sólo virtual, sino que también hay que hacer referencias al exterior como la fábrica de Massó de Cangas, la antigua salazón de Mourisca o el antiguo astillero de ribera.

-Menciona usted la antigua carpintería de Banda do Río, una instalación sobre la que no hay un acuerdo y que se quiere retirar.

-Es indudable que forma parte de la historia de O Morrazo y de Galicia y son unas instalaciones casi únicas. Creo que sería un atentado contra el patrimonio no conservarla. Forma parte de la historia de Bueu y de las Rías Baixas y es testimonio de una sociedad, de un momento y de una actividad económica. Su conservación permitiría extender el museo hacia fuera: aquí tenemos muchos objetos de carpintería, pero en sí mismos no tienen sentido sino que lo tienen con respecto a un contexto y a una función.