Desde que el pasado mes de mayo la Iglesia le concedió la Compostelana, el Camiño da Geira e dos Arrieiros, que une Braga a Santiago pasando por A Estrada, no ha parado de crecer. El trabajo realizado por las administraciones, tanto en el lado portugués como en el gallego, pero en especial el de asociaciones como Codeseda Viva y de voluntarios y vecinos ha ido perfilando un camino hacia la capital de Galicia que sigue dando pasos hacia su consolidación. El 2019 se cerró con un balance de 850 peregrinos, según las cifras de la asociación de Codeseda. Las previsiones para el 2020 son todavía más optimistas, debido a la progresiva fama que ha ido ganando este camino y a la mejoría en cuanto a señalización y cuidado del trazado. Sin embargo, la ausencia de sitios en los que pasar la noche en algunas partes del camino condicionan la presencia de peregrinos.
Esta ruta se presenta como la más dura de todas las que han recibido la Compostelana, una etiqueta de la que no huyen. "Esta dirigido principalmente a peregrinos experimentados. Es una experiencia como puede ser ir a los Picos de Europa. La gente nos cuenta que es una ruta muy complicada pero eso también es lo que atrae a muchos de ellos. Es un reto para muchos", explica el presidente de Codeseda Viva, Carlos da Barreira. "Es sin duda el camino más complicado a Santiago. Tienes zonas de treinta kilómetros sin nada o con solo un bar en el que puedes pedir un vino o un café", explica.
A pesar de esa ganada y merecida fama de dureza y de que todavía se sigue trabajando en su señalización y cuidado, el Camiño da Geira e dos Arrieiros cerró el 2019 con buenos números en cuanto a peregrinos. De las 850 personas que pasaron por Codeseda en dirección a Santiago el 80%, según los datos de la asociación, fueron portugueses. El presidente recordó que la recuperación de este camino y de la calzada romana ha despertado un gran interés en el país vecino. Luego estarían españoles e italianos, estos últimos cada vez con más interés. Además, a lo largo del 2019 han pasado peregrinos de países como Polonia, Francia, Brasil, Holanda o Suiza.
Mirando hacia el 2020, Carlos da Barreira reconoce que unos de los objetivos pasa por seguir mejorando la señalización para intentar que todo el trazado cuente con indicaciones. En este sentido apunta que lo ideal sería poder instalar señalizaciones de plástico, aunque eso supone una alta inversión inasumible. Por eso están pintando flechas que puedan guiar a los peregrinos. En el lado portugués ya cuentan con asociaciones y voluntarios que las están colocando por todo el camino, mientras que en lado español también se ha avanzado. Reconoce sin embargo que todavía hay zonas en Ourense más complicadas.
Por otro lado se trabaja con los Concellos para mejorar el acondicionamiento del trazado. En el caso de A Estrada, el gobierno local ha estado realizando mejoras en diferentes puntos, especialmente en el paso por Portela y Parada, donde se producían algunas inundaciones del camino.
El dirigente considera sin embargo que la actual oferta de alojamientos en el camino no es suficiente para atender la demanda de peregrinos, especialmente en los meses de verano.
