Lo que bien empieza, bien acaba es un refrán que no siempre se cumple y así aconteció ayer en el pleno de Lalín. Los 21 ediles arrancaban la sesión posando juntos para mostrar su sensibilidad con la diversidad. Este ambiente duró unos instantes y en los primeros lances de la sesión el enfrentamiento de gobierno y oposición se desarrolló dentro de unos cauces de normalidad.

Las palabras del alcalde, José Crespo, anunciando su intención de que el futuro reglamento para los plenos saliese adelante por unanimidad, parecían presagiar lo que acontecería una hora después: la oposición plantando al ejecutivo por entender que se le estaba coartando su capacidad para interpelar a la edil de Política Social, Paz Pérez, en la comparecencia pedida por el BNG. El regidor se aferró al reglamento vigente, del año 2012, para advertir que en vez del modelo pregunta del proponiente, respuesta del compareciente sería sustituido por la norma que establece intervenciones únicas de las partes sin interrupciones. Cierto es que Crespo sufrió en su carnes el reglamento en cuestiones ordinarias, pero, lamentó la oposición, en las comparecencias nunca se puso el reloj ni mucho menos se impidió la formulación de las preguntas que se estimasen necesarias.

El alcalde animó al portavoz del BNG, Francisco Vilariño, a iniciar su turno de interpelaciones y le garantizó que si Pérez no le respondía a algunas de sus cuestiones podía retomarlas en el turno de ruegos y preguntas o incluso hacer preguntas individuales, que serían atendidas en su totalidad. "Queremos las reglas del juego de siempre", replicó Vilariño. Antes, tanto el nacionalista como Rafael Cuíña (Compromiso) ya habían sido amonestados y el presidente llegó a suspender la sesión, que luego retomó con parte de los ediles fuera. "Pedimos las mismas condiciones que siempre", se escuchó desde la bancada de la oposición, pero el gobierno no se movió un ápice en su estrategia. En ese instante Vilariño y el grupo de Compromiso regresaron al salón de plenos para anunciar que abandonaban el pleno y retiraban sus temas del orden del día. Román Santalla y los otros tres ediles socialistas recriminaron a Crespo su actitud. "Usted dijo que iba a cambiar, pero está cambiando a peor", exclamó Santalla. Su compañera Alba Forno lamentó que al impedir el formato de pregunta y respuesta les echasen por tierra el trabajo de preparar el pleno.

Al término de la sesión comparecieron los tres portavoces de la oposición en el consistorio "Es uno de los días más tristes de la historia de la democracia en Lalín con este espectáculo aberrante", declaró Cuíña. El exregidor dijo que con esta actitud, "vuelve el PP de siempre, el prepotente y la actitud dictatorial de Crespo". Cuíña qué temía el ejecutivo y recordó que Compromiso, PSOE y BNG suman más votos que los populares, aunque estos últimos ostenten la mayoría plenaria. "Yo comparecí seis o siete veces y también a algunos concejales nos sometieron a juicios sumarísimos de más de hora y media", añadió, e hizo hincapié en que las tres fuerzas de la oposición representan a miles de vecinos, que exigen decencia y transparencia.

Santalla puso de relevo el papel histórico del PSOE en la defensa de la democracia, además de cuestionar la actitud provocadora de Crespo desde que comenzó el pleno. A su juicio, el alcalde trataría de mostrar con este autoritarismo una actitud ejemplarizante ante sus concejales, pero más que una prueba de valentía, dijo, el alcalde estaba evidenciando el papel de un cobarde. "Los vecinos no desean retrocesos en los derechos democráticos", añadió.

Vilariño, promotor de la comparecencia, agradeció a sus compañeros de oposición que abandonasen la sesión en señal de protesta e insistió en que si en una comparecencia no se permite el formato de pregunta-respuesta, no sirve para nada. "Que no se olviden que representamos a 500 vecinos más", declaró, al tiempo que dijo la oposición está para trabajar por la ciudadanía con propuestas y también para ejercer una labor fiscalizadora. A su entender, si Pérez no deseaba comparecer, el PP pudo usar también su rodillo para vetar la solicitud. "Aquí lo que queda patente es la cobardía, chulería y prepotencia de algo por lo que debería haber dimisiones", exclamó, en relación al trámite del Servizo de Axuda no Fogar (SAF) que había motivado la comparecencia.