"He conseguido cerrar el triángulo", reconocía ayer un cansado Carlos Barruso. El músico estradense, aquejado de una enfermedad terminal, tenía marcado en el calendario de actuaciones la que celebró el pasado jueves en Peñafiel (Valladolid). No era una actuación cualquiera, era el regreso a la localidad que lo vio nacer y en donde lo esperaban con los brazos abiertos. La expectación despertada por el concierto de su hijo pródigo junto a los cuatro compañeros del Carlos Barruso Quinteto fue tal que en solo hora y media se vendieron todas las entradas. El Centro Cultural de Peñafiel se llenó de esta manera hasta la bandera para arropar a un hombre que, a pesar de su estado físico, volvió a brillar sobre el escenario.
Barruso se mostró muy contento por lo vivido en esa noche especial. "Ha sido una barbaridad porque había mucha expectación", afirmó al tiempo que reconoció lo emotivo de la ocasión. "Ha sido un final apoteósico", sentenció. Con este concierto en su localidad natal Carlos Barruso da por cerrado el triángulo en el que incluye las tres actuaciones centrales que ha tenido en la gira que inició cuando supo que solo le quedaban unos meses de vida. Las dos primeras actuaciones fueron las celebradas en A Estrada, la primera en el Teatro Principal y la segunda al aire libre en las Festas de San Paio.
Barruso estuvo acompañado sobre el escenario por sus compañeros habituales: Miguel Carbajal, Alfredo Susavila, Manuel Brey y Efrén Novoa.
Estado físico
Barruso reconoció que para este concierto tan importante ha tenido que sacar "fuerzas de donde nos las había". "Estoy ya un poco chungo", afirmó el músico, desilusionado al ver que las fuerzas no lo están acompañando en los últimos días tras un cambio realizado en su tratamiento.
El estradense tiene dos conciertos programados a finales del mes de agosto, aunque en estos momentos tiene dudas de si podrá participar en ellos por su estado físico. "Lo más importante es aguantar sin dolor lo máximo posible y disfrutar mientras pueda", afirmó un hombre siempre positivo ante la encrucijada que la vida le ha puesto delante. La música ha sido para él la pasión a la que encomendarse durante los últimos meses, aceptando cualquier escalera que le permitiese subir una vez más a un escenario.
