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Hombre y caballo en un mismo camino

Vecinos de Sabucedo y visitantes reúnen alrededor de 200 équidos, una cifra que plantea un temprano regreso hoy al monte.

Hombre y caballo en un mismo camino

Se necesitan. No pueden vivir los unos sin los otros. La tradición los ha unido de una forma que, desde fuera, no puede más que imaginarse. En Sabucedo, el hombre respeta por entero la libertad del caballo pero sale a su encuentro cada año, guiado por una llamada a la que atiende desde hace siglos, para recordarle que este legado han de perpetuarlo juntos. Los vecinos de esta parroquia de A Estrada se desprendieron de las sábanas en la mañana de ayer muy temprano y sin necesidad de despertador. Llevaban un año esperándolo. El día del reencuentro había llegado.

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Sabucedo se echa al monte en su 'Rapa das bestas'

El sol no se había desperezado aun cuando las bombas de palenque estallaron en la parroquia más internacional de A Estrada. Tomaron el relevo las campanas, anunciando la "misa de la alborada" en honor a San Lourenzo, el patrón de Sabucedo. Este año fue un tanto atípica, ya que prácticamente había el triple de cámaras, fotógrafos y reporteros que de feligreses y vecinos.

Después de pedir la protección del santo, llegó el instante de partir. Algunos lo hicieron del modo más tradicional: a pie y con el palo de moca -la vara elaborada con madera procedente de un carballo cerqueiro, más gruesa en su parte inferior- para servir de apoyo o plantar batalla a los toxos. Los vecinos de Sabucedo fueron arropados en esta salida por un auténtico ejército de entregados colaboradores y medios de comunicación, dispuestos a no perderse las mejores imágenes de uno de los momentos más espectaculares y apreciados de la internacional Rapa das Bestas.

A la hora de camino se divisaron las primeras bestas, una treintena de animales que huyeron al detectar la presencia humana pero que, más tarde, se unirían a las demás manadas en O Peón. No tardó en aparecer el segundo grupo de équidos, una decena de animales que se convertirían en los primeros en entrar en el mítico cierre donde se van congregando los caballos el día de la aguardada "baixa". Entraron antes de las 10.00 horas y la última manada lo hizo pasadas las 15.30.

Vecinos y visitantes peinaron ayer los montes de A Conla, O Cávado, As Lamas, Souto, As Quintas y Fondós para reunir a las manadas que integran la cabaña de O Santo. Hasta O Peón, el lugar de reunión, hay algo más de seis kilómetros. Llegar al punto más alejado supuso para quienes tuvieron la misión de reunir a los caballos que viven libres en O Cávado una caminata de más de diez.

Disfrutar de esta tradición centenaria no tiene edad. Pequeños y mayores se sumaron ayer a esta experiencia, un recuerdo inolvidable para quienes la disfrutan. Cuando no se lleva el ADN de Sabucedo corriendo por las venas, la clave está en seguir siempre las indicaciones de los vecinos para colaborar activa y productivamente en la reunión de los caballos. Explican los lugareños que existen múltiples técnicas para ir cercando a los animales hasta estar en condiciones de ir conduciéndolos hacia O Peón. La idea es ir conformando un cordón que se vaya estrechando, buscando evitar que los animales se asusten. Es aquí donde encuentra fácil explicación la imagen tan repetida de gentes con los brazos abiertos en cruz ante las manadas de caballos. Se trata simplemente de que las bestas sepan que el ser humano ha salido a su encuentro amistoso. "No hay que correr hacia ellas, porque se asustan. Se trata de que te vean, que sepam que estás ahí y se queden tranquilas", explica Iván Sanmartín, a quien ayer tocó trabajar en el monte de A Conla, zona en la que se reunieron 80 equinos.

Desde Rapa das Bestas se explicó que la "baixa" terminó ayer con alrededor de 200 caballos en el cierre de O Castelo, hasta donde se condujeron -alrededor de las 18.30 horas- los ejemplares reunidos previamente en O Peón. La cifra es menor que otros años, de manera que es posible que a primera hora de la mañana los integrantes de este colectivo regresen al monte para intentar reunir más caballos. Las manadas llegarán a Sabucedo alrededor de las 14.00 horas. Las puertas del curro del Campo do Medio se abrirán de par en par para recibirlos a las 19.00.

Emoción

Muchos coinciden en señalar que la subida al monte es uno de los momentos más bonitos de la Rapa das Bestas. "Se siente una emoción muy grande", confiesa Iván Sanmartín al preguntarle por la experiencia de reunir una manada de caballos salvajes. "Cuando las coges bien y no les ves estrés, que van sin agobio, a tu paso", añade. Resume al narrar la experiencia el momento en el que hombre y caballo caminan juntos, el uno junto al otro, como si en ese instante ambos fuesen plenamente conscientes de que han de avanzar juntos para mantener viva la tradición.

Entre los ejemplares reunidos ayer pudieron verse numerosos potros. Además, aunque el grupo es menor que en otros años, se les ve repletos de energía, briosos. Su buen estado animó en reiteradas ocasiones a los garañóns -los machos dominantes de las manadas- a encararse unos con otros, en un alarde de fortaleza y espíritu indomable.

O Borrallas, O Castaño de Souto y O Jano son algunos de los garañones que hoy irrumpirán en la aldea, buscando mantener protegido en todo momento a su manada. No hará falta. Los aloitadores y Sabucedo en su conjunto velan los 365 días del año por su bienestar.

El primer encuentro del año sobre la arena del curro será vespertino, como siempre. Quienes se hayan asegurado un lugar en las gradas podrán disfrutar de esta danza entre iguales que los de Sabucedo llevan bailando con estos caballos desde hace siglos. Mañana, el segundo curro de la temporada llegará a las 12.00 horas, al igual que el del lunes. Este último tendrá un fin solidario, destinando la recaudación a bancos de alimentos.

Medios de comunicación de nueve países tienen estos días puesto el foco en Sabucedo. Serán testigos de un legado que perpetúan hombre y caballo. El uno junto al otro, avanzando al mismo paso para responder a una llamada en común.

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