El alcalde de Lalín, José Crespo, recibió ayer numerosas quejas de vecinos durante unos minutos en los que estuvo en la calle Wenceslao Calvo Garra para interesarse por el estado de una mujer de avanzada edad que se cayó en la vía. Aunque no se pudo corroborar si la señora tropezó con el bordillo, en la intersección con la rúa Antonia Ferrín, o la caída se debió a una indisposición. De hecho, en el operativo se apuntó a la posibilidad de que la víctima padeciese un infarto, aunque la herida habría dicho que tropezó al cruzar. La anciana fue evacuada en ambulancia.

El mandatario, acompañado del concejal de Obras, Nardo Seijas, reconoció que el resultado del reciente proyecto de humanización no garantiza las medidas de seguridad, sobre todo por la superficie irregular de las aceras acabadas en piedra, que junto a que se trata de una calle con una importante pendiente, puede provocar caídas sobre todo entre las personas con más problemas de movilidad o de edad avanzada. Crespo indicó que en primer lugar ya está previsto que se pruebe con el pulido de la superficie pétrea para ver si se soluciona el problema, pero ante cualquier duda sobre la seguridad, el Concello contratará a otra empresa la ejecución de los trabajos necesarios para que las aceras sean lo más seguras posibles. Es más, el mandatario explicó que la obra está todavía sin recepcionar, por lo que una vez que el proyecto se pueda dar por rematado, su intención es encargar el nuevo proyecto a otra empresa. Otra cuestión que preocupa, por la seguridad de los peatones, son las los remates en arista de las farolas y de las luminarias de suelo distribuidas a lo largo de esta calle. Tras conversar con el director de obra, lo que se propone ahora es recortar los elementos metálicos para suprimir estas aristas, donde ante una caída la víctima podía lesionarse de gravedad por estar a la vista y prácticamente a ras del suelo.

El paso de peatones de la parte alta de la calle es otra de las cuestiones que, con este proyecto, puede provocar confusión entre los viandantes. Al tratarse de una calle de velocidad reducida, en cierto modo se permite que los peatones puedan cambiar de acera en cualquier punto de la misma y, además, tampoco está pintado en el suelo ningún paso de cebra. El mismo se sitúa, como determina la normativa, algo separado del punto de detención de los vehículos; es decir, en la intersección exacta de las dos rúas. Así, muchas personas toman este punto como zona de referencia para cruzar la calle y no un par de metros más abajo, donde estaría el paso de cebra. La mujer que se cayó ayer, según testigos presenciales, habría tropezado con el bordillo de la acera.