El gobierno local está a punto de aprobar la licitación para el remozado de la Praza da Vila, un enclave que también forma parte de un proyecto que anunció días atrás el PP para, en caso de ganar las elecciones, crear un gran parque junto a la Praza da Igrexa. Pero lo cierto es que este enclave lleva años, sino décadas, tanto con una estética demodé como reclamando una atención idéntica a la de otros puntos del casco urbano. Los vecinos aseguran que la corta de césped en las zonas verdes, muy machacadas por los orines y excrementos de los perros, así como de la vegetación de los árboles se realiza una vez al mes. Estos restos, en lugar de depositarse en un lugar adecuado, quedan amontonados bajo los árboles, con el riesgo de bajar a las aceras cuando cae una tromba de agua o vienen rachas de viento.

Las aceras son otro punto a mejorar. Jornadas antes de la Feira do Cocido, operarios municipales limpiaron con una máquina de agua a presión las baldosas que dan a la fachada de dos negocios, pero el resto sigue manteniendo ese tono gris propio del paso del tiempo y restos de precipitaciones. El tiempo, y nos referimos al meteorológico, dañó en febrero de 2017 uno de los cedros que adornan este espacio. Para garantizar la seguridad ciudadana, el Concello decidió talarlo en julio de ese año. Los otros árboles de este enclave ya han alcanzado, en algunos casos, la altura de los edificios colindantes. Aunque sí se realizaron podas en varios, los vecinos insisten en la necesidad de rebajar su altura a la mitad, pues así seguirían dando sombra y de paso se evitaría cualquier desplome sobre los inmuebles en caso de una borrasca. Todas estas cuestiones ya habían sido planteadas en noviembre de 2016, y se retoman ahora.