La relación entre el grupo de gobierno de Lalín y la patronal dezana nunca ha sido ni mucho menos idílica, sino más bien lo contrario, pero en lo que coinciden es en la necesidad de poner en el mercado suelo empresarial a precios competitivos y, sobre todo, cuanto antes. La 4ª fase de Lalín 2000 se eterniza y, aunque es verdad que en este recinto empresarial hay un puñado de naves vacías que podrían reactivarse con una nueva actividad, también hay constancia de alguna empresa que precisa ya parcelas de dimensiones considerables para expandir su actividad, al quedarse pequeñas sus actuales instalaciones. Las promesas, algunas de la voz más autorizada del gobierno gallego, deberían servir para activar esta ampliación. Bien con el modelo de la Xunta, de compromiso de asentamiento de empresas, o con el del Concello, sin este condicionante.
