Por el momento, ninguno de los siete municipales de Silleda puede solicitar la jubilación anticipada a los 59 años. Trasdeza, por otra parte, lleva años con tres plazas vacantes, y esto dificulta que el servicio pueda prestarse de forma ininterrumpida durante las 24 horas del día.

Los tres concellos más poblado de las comarcas están lejos de cubrir la ratio que recomiendan tanto la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) como la Unión Europea. Y los ayuntamientos menores tampoco llegan a esa proporción de un agente por 1.000 vecinos. Rodeiro y Dozón, al igual que Cerdedo-Cotobade y Forcarei, carecen de este servicio. En el caso del concello forcaricense, años atrás hubo dos agentes, pero se suprimieron las plazas por la jubilación de uno y el traslado de otro a Pontevedra.

Por lo que se refiere a Vila de Cruces y Agolada, en cada uno de ellos hay un agente municipal, que tampoco cubre la demanda. La falta de recursos municipales y las trabas que pone Madrid a la contratación de personal explica que el aumento de plantilla sea, en la práctica, imposible. El regidor de Agolada, Ramiro Varela, recuerda que en este concello siempre hubo un efectivo y que los presupuestos impiden ir más allá. Máxime teniendo en cuenta que este municipio, al igual que Silleda y Dozón, tuvo que someterse desde 2012 a las pautas de un plan de ajuste para poder sanear sus cuentas.