Las luces acaparan el protagonismo. Y cada año más. La ornamentación navideña se ha hecho reclamo turístico. Sin embargo, en muchas ocasiones los ojos ávidos de dejarse deslumbrar por la magia de la Navidad tienden a clavarse en las alturas, disfrutando de las combinaciones de colores y motivos propios de esta época del año. En este escenario, el árbol reclama su protagonismo como símbolo de estas fiestas, bien sea vistiéndose con los últimos avances tecnológicos o experimentando una metamorfosis que lo transforme sin perder de vista su esencia.
Para quienes se confiesen devotos del espíritu navideño, un paseo por los escaparates de A Estrada siempre es una atracción. Lo cierto es que muchos de ellos han abandonado la timidez y se dejan contagiar por el ambiente cada vez con mayor ingenio. Algunos apuestan por motivos sencillos y simbólicos y otros dan rienda suelta a la imaginación sin temer caer en los excesos. En todas estas composiciones el árbol está presente, abandonando en buena parte de los casos su imagen clásica de verde conífera sobre cuyas ramas reposa la nieve o brillan bolas de todos los colores.
La forma es sencilla y representarla no requiere grandes artificios. Muchos comerciantes apuestan en su intento por recrear el árbol de Navidad por el reciclaje y por escoger elementos que identifiquen su creación con la actividad a la que se dedica su propio negocio. En algunos escaparates rollos de cartón van componiendo el abeto hasta coronarlo con una estrella. Listones de madera sirven para otros diseños y libros apilados hacen de frondoso ramaje para varias propuestas de árbol de Navidad, algunas en librerías locales y otra en la Casa das Letras.
La metamorfosis del árbol de Navidad llega tan lejos que hasta un maniquí puede convertirse en abeto. Basta con vestirlo adecuadamente y colocar los adornos oportunos para obrar el efecto. El escaparate de una céntrica tienda de lanas y tejidos demuestra que es posible. Unos gorros convenientemente colocados en un perchero algodonado también obran la imagen.
Cajas adecuadamente apiladas pueden servir de cuerpo para el árbol. En este caso la decoración que se coloque en su interior es capaz de transformar las clásicas bolas y el espumillón en un reflejo de la actividad del comerciante, desde perfumes a cámaras fotográficas, pasando por composiciones con gafas de sol.
Todos los árboles pueden vestirse de Navidad, lo demuestran algunos diseños, como también otros evidencian que ramas convenientemente dispuestas pueden hacer un árbol. En uno de los varios ejemplos en los que una parte se convierte en un todo. Y así la piña se hizo pino.
