El Obispado de Lugo afirma que en su decisión de registrar a su nombre la iglesia de Lalín de Arriba está fundamentada en un derecho que la faculta para la inmatriculación de bienes que entiende son de su propiedad, algo que defenderá y tratará de argumentar con las correspondientes alegaciones en el proceso judicial abierto por la asociación vecinal San Martiño. Su delegado de Patrimonio de bienes inmuebles, Miguel Ángel Gómez, en relación a la denuncia pública del colectivo de que el registro incluyó también los terrenos del camposanto anexo al templo, indica que así se hizo por ser la práctica habitual en este tipo de procedimientos.

Gómez expone que Catastro no separa en sus registros las dos propiedades sino que suele considerarlas como una única unidad, si bien puede respetar que los panteones y nichos sean de titularidad privada. No obstante, insiste, es complicado desde el punto de vista administrativo disociar una parte de la otra, una vez que los nichos no suelen estar registrados con un título determinado, mientras que el camposanto sí está referenciado como una unidad catastral, generalmente, incluida dentro de la superficie de afección de las iglesias. Así, dice, acontece en los casos de templos rurales que conoce. Otra cosa, serían los cementerios municipales, cuya titularidad está meridianamente clara pues pertenece a un ayuntamiento, que a su vez tiene la potestad para adjudicar los espacios funerarios. Con todo, el camposanto de Lalín de Arriba, dice, debía cumplir la normativa que faculta a su responsable elésiástico para autorizar los enterramientos.

Sobre el recorrido de las demandas de la asociación San Martiño, aduce que la Diócesis de Lugo hará valer sus argumentos para defender la titularidad del templo, una vez que en 1905 hubo, también, una colaboración económica de la institución religiosa al margen de la vecinal. Enmarca esta colaboración en un escenario habitual en el que los feligreses suelen contribuir a sufragar gastos de las iglesias. En todo caso, además de recordar que Lalín de Arriba "no existe como parroquia", asegura que mientras no se resuelva la demanda el obispado mantendrá el culto y que en caso de que la justicia falle a favor de los vecinos, lo oportuno será dejarla sin oficios.

Por otro lado, el responsable eclesiástico de la parroquia de la capital municipal, Marcos Torres, destacaba ayer que si durante más de un siglo la iglesia de Lalín de Arriba mantuvo su culto o acogió la celebración de sacramentos o ceremonias por las fiestas de San Antonio fue precisamente por la colaboración del Obispado, recordando a todos los sacerdotes en cierta modo adscritos a esa comunidad. "Esa atención pastoral se mantendrá igual mientras mis legítimos superiores no me indiquen que debe ser de otro modo", dijo. "El afecto que siento por esta iglesia es sincero y por el deseo que se pueda seguir usando para aquello que fue construido, ya que como administrador parroquial de Lalín siento la grave responsabilidad de cuidar, por lo menos mientras este sea mi encargo, de los templos que son de todos. Sé que este asunto no es una caza de brujas, creo que solo se procura por todas las partes conocer la verdad", declaró.