Como Mingorance, lleva 25 años instruyendo asuntos en los que el 99% de los casos necesita de terceros países muy diferentes y variados, con distintas formas de entender el Derecho. Con este bagaje, se muestra convencido de que "la única forma" posible de luchar contra el crimen organizado y el blanqueo de capitales pasa por la "cooperación internacional", la "confianza entre estados" y la "cooperación directa cada vez más personal entre las autoridades judiciales".
