El templo parroquial de Lalín y, sobre todo, la Praza da Igrexa, se quedaron ayer pequeños para albergar la eucaristía solemne y la posterior procesión con la imagen de la Virgen de los Dolores. El cardenal Antonio Rouco Varela, que llegó 40 minutos tarde al templo porque se había perdido en la ruta, presidió una eucaristía acompañada por la Coral Polifónica de Lalín y en la que participó una docena de sacerdotes. Rouco fue recibido a la entrada por el párroco, Marcos Torres, el alcalde, Rafael Cuiña (ambos lo acompañaron posteriormente hasta el altar) y el exregidor, José Crespo. Hay que apuntar, en este sentido, que la clase política lalinense contó con una considerable representación en la eucaristía: acudieron los ediles de Compromiso Teresa Varela, Tomás Vilariño y Miguel Medela, así como los populares Paz Pérez, Marisa Álvarez y José Antonio Rodríguez. En los primeros bancos se sentaron, también, el jefe de la Policía Local de Lalín, Jesús López Cuñarro, y representantes de la Guardia Civil.

En una misa en la que se alternaron castellano y gallego, tras la lectura del Evangelio Jesusa Fernández, una de las vecinas de más edad del casco urbano (tiene 96 años) hizo su ofrenda a la Virgen de los Dolores: en un breve pero emotivo y sincero texto, pidió por todos los presentes en la misa, así como "por los que sufren, los mayores que viven solos, los enfermos, los jóvenes sin esperanza, todas las familias y los desempleados". A la protectora de Lalín le pidió que el amor fraterno hiciese posible la consolidación de la caridad y el respeto mutuo. Terminó dando las gracias a Dios por la vida y por todos los hombres y mujeres que, en su día a día, emplearon y emplean lo mejor de sí mismos.

Durante la homilía, Rouco Varela comenzó hablando de las tierras dezanas y su proximidad a Santiago -de hecho, realzó a Lalín como parada obligatoria en la ruta jacobea- para recordar la visita del Papa Juan Pablo II en 1982 a Compostela, con motivo del Año Santo. Por entonces, el Sumo Pontífice apeló a la necesidad de que Europa recuperase sus raíces cristianas para permanecer unida. Volvería en 1989 con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud y casi tres meses antes de que Alemania viese cómo caía el Muro de Berlín. Rouco, en un alargado y a veces inconexo discurso que duró 15 minutos, volvió a mencionar otra ruptura que afectó a la Iglesia, con la reforma luterana a finales del siglo XVI. Pero, ya en clave local, volvió a tierras compostelanas para recordar el fervor cristiano que despierta Compostela desde el descubrimiento de la tumba de Santiago, y aseguró que el culto a la Virgen de los Dolores, también centenario, tiene más que asegurado su futuro con la juventud que ayer mostraba su devoción en la capital lalinense.

La eucaristía tuvo otros puntos álgidos: jugadores del Club Deportivo Lalín ofrecieron a la Virgen un ramo de flores y entregaron un donativo para Cáritas, en nombre de todos los jóvenes que practican deporte. Al término de la misa, Rouco Varela descubrió una placa que puede verse en la entrada del templo (en su lateral derecho) y que luce unas palabras de Juan Pablo II sobre la labor de los sacerdotes. Pero, en realidad, se trata de un homenaje al expárroco, Manuel Salgado, que estuvo al frente de esta parroquia desde 1983 hasta hace escasos meses. Salgado era desconocedor de este más que merecido tributo. La Banda de Lalín acompañó la procesión por Colón, Matemático y Principal, con concierto posterior.