No existe sobrepoblación de lobos en Galicia. Es una de las conclusiones del informe presentado ayer por la Asociación para a Defensa Ecolóxica de Galiza (Adega). Es más, el colectivo hace hincapié en que esta idea es "falsa", pues el número de grupos de lobos que habitan la comunidad se mantiene "estancado" desde la década de los 80, cuando se recogieron los primeros datos. En la presentación, celebrada en la librería compostelana Couceiro, Martiño Nercellas, biólogo y vocal de biodiversidad de Adega, indicó que hay unos 90 grupos de lobos repartidos a lo largo y ancho de la geografía gallega, que se podrían traducir en unos 400-700 ejemplares.

De todos modos, el biólogo lalinense incide en que esta cifra no tiene demasiada validez científica, pues depende de varios factores. En primer lugar, tendría sentido si se le atribuyen ocho ejemplares a cada grupo de lobos y, en segundo lugar, si se asume que cada grupo se reproduce cada año. No obstante, ninguna de las premisas anteriores tiene por qué cumplirse, ya que no todos los grupos están compuestos por ocho miembros ni se reproducen cada año. Por todo ello, entiende que lo más adecuado es hablar de grupos y no de ejemplares.

Asimismo, Nercellas denuncia que son pocos los cachorros de lobo que consiguen llegar al año de vida debido a la persecución que sufre esta especie. De hecho, lamenta que cada año mueren entre 200 y 300 lobos como consecuencia de las batidas destinadas a cazar otras especies, como el zorro y el jabalí. Este hecho empuja al lobo a abandonar su territorio y a aproximarse a zonas periurbanas, a los lindes de las aldeas o incluso a las vías de comunicación, de ahí que haya aumentado su visibilidad, manifiesta el experto lalinense.

El impacto económico calculado en base a los avisos por daños se sitúa en el 0,035% del valor productivo de la cabaña ganadera total estimada para Galicia. Por ello, sostiene Nercellas que el aumento en el número de notificaciones en 2016 "pudo tener más que ver con la mejora en el protocolo de recogida de avisos y por el efecto del incremento de ayudas que por un aumento real en los ataques". Adega tilda de "fracaso" la política de ayudas por daños, debido a su "baja dotación económica" y a los "retrasos". Éstos, precisa la asociación, "acumulan impagos por valor de 570.000 euros desde 2010".

De igual modo, desde Adega entienden que existe un "fracaso" en la puesta en marcha de medidas preventivas, una de las claves para la solución de este problema. Los controles poblacionales son "contraproducentes" y "no suelen cumplir con su fin", sino que pueden "empeorar la situación", advierte Nercellas. "Las autorizaciones son tramitadas con una dudosa o nula justificación científico-técnica, y responden más bien a decisiones arbitrarias atendiendo a determinados intereses", aseguran.

Turismo y valor añadido

Adega apuesta por convertir el problema del lobo en una oportunidad, al igual que se hizo con el oso en Asturias. Y es que el lobo no sólo sería beneficioso para el turismo, sino también para crear valor añadido allí donde habita. Por ello, sugiere que los productos procedentes de los lugares en donde habita el lobo en Galicia -como miel o carne de ganado- cuenten con una marca de calidad. Y es que "el lobo forma parte del imaginario tradicional gallego", concluyen desde el colectivo.