El Club Faro volverá a recalar la próxima semana en Deza. En esta ocasión, la cita será el martes día 22, a las 19.30 horas, en la Casa da Cultura de Silleda, y los protagonistas son los miembros de la experiencia extraescolar Furious Monkey House. En la cita, además de varios miembros de este famoso grupo de rock infantil pontevedrés, estarán su productor Joaquín Martínez y su mentor, el profesor de música Gonzalo Maceira Hermida. El evento será presentado por la presidenta de la Deputación de Pontevedra, Carmela Silva, y el alcalde de Trasdeza, Manuel Cuiña. Gonzalo Maceira, el único de la banda que toca con una máscara de mono, se divide estos días entre distintos proyectos musicales.
-¿Esperaba una repercusión tan grande cuando se empezó a fraguar Furious Monkey House?
-Para nada. A nivel de escuela hice lo mismo con el resto de mis alumnos porque Furious Monkey House nace como una propuesta para que los chavales aprendan música a partir de su propia experiencia. Con el resto de los alumnos hice lo mismo, la única diferencia es que con ellos son con los únicos que también toco yo. Se trata de un proyecto educativo que continúa siéndolo. Ahora estamos trabajando en el siguiente disco y todas las canciones las planteo como ejercicios para desarrollar técnicas. En este disco vamos a apostar un poco más por la velocidad y haciéndoles participar en actividades creativas que puedan ayudar a colaborar en su desarrollo personal.
-¿Mariña, Carlota, Amaya, Irene y Manu serán los componentes fijos de la banda o están abiertos a nuevas incorporaciones?
-Manu no estuvo en la formación inicial porque al principio estaba Lucas, que por motivos familiares se tuvo que marchar a Madrid. Yo no escogí a los alumnos por capacidades, ni mucho menos. Los elegí por intereses. La única que entró por capricho mío fue Carlota, la actual batería, porque fue mi primera alumna y mi devoción por ella es enorme. Carlota fue mi punto de partida para experimentar con todo esto. Llegó a clase de guitarra pero estaba claro que no era lo suyo. Todos mis alumnos tocan tres o cuatro instrumentos, van probando y al final eligen el más idóneo siempre partiendo de la percusión, incluso con las guitarras. Lo de Mariña, por ejemplo, va mucho más allá de una voz bonita y por eso mola tanto oírla cantar.
-¿Al grupo le ve un largo recorrido o esto es fruto del momento pero con fecha de caducidad?
-Eso nunca se puede saber. Establecí con ellos una magnífica relación. Cuando empiezas a hacer música con gente de forma tan libre y tan amable, yo no me planteo dejar de hacer música con estos críos. El grupo cada vez se irá apartando más de lo que fue al principio pero irá creciendo, y después cada uno decidirá su futuro. Aquí estamos porque queremos y porque nos gusta hacerlo juntos. Lo bueno es que hasta que se marchen a la universidad aún nos quedan bastantes añitos.
-Llama la atención que chavales de entre 11 y 14 años tengan como influencias a The Cardigans o Smashing Pumpkins entre otros. ¿A qué se debe esto?
-Ellos no tienen muchas referencias musicales porque son muy jóvenes. Para mi todos esos grupos, como los Pixies, son una influencia muy directa. De hecho, me voy a ir a verlos el lunes a Oporto. En las canciones que tocan los chavales sí se ven muchas referencias de la música de los 90 y del año 2000. Yo tengo esas melodías gravadas en la cabeza que me salen sin querer. r
-¿Conoce algún otro experimento similar aquí o en el extranjero?
-Yo no conozco nada igual, aunque seguro que tiene que haber gente que tiene la misma experiencia que yo. Lo último que hice fue combinar mis múltiples trabajos porque al final para mi fue una ventaja. Como este país está tan mal, y para la música y las bellas artes tienes que buscarte la vida a saco, yo estaba trabajando entre la música en directo, el estudio de grabación, dando clases y preparando las oposiciones para profe de música. Al final congregué todas en una, que fue Furious Monkey House.
