La Universidad de Granada estudia de forma pormenorizada la figura de un lalinense universal. El grupo de investigación Andalucía-América: Patrimonio Cultural y Relaciones Artísticas, dirigido por el catedrático Rafael López Guzmán, cuenta entre sus filas con el joven historiador manchego Iván Panduro Sáez. Panduro se ha especializado en la figura de Francisco Gil de Taboada Lemos y Villamarín, que fue virrey de Nueva Granada y del Perú y capitán general de la Armada Española. Su trabajo se centra en el juicio de residencia del insigne dezano, un documento manuscrito por él mismo, en el que se pueden conocer de forma directa tanto la figura del virrey lalinense como sus avanzadas ideas.
-¿Cómo dio con un personaje tan curioso como el lalinense Francisco Gil de Taboada Lemos?
-Fue mi maestro Rafael López Guzmán quien me ofreció trabajar sobre la figura de Gil de Taboada. En concreto me propuso investigar sobre el manuscrito del propio virrey que se encuentra entre el patrimonio de la Biblioteca de la Universidad de Granada, y, obviamente ante una fuente primaria así, nadie se puede negar. El documento es el informe que escribe Gil de Taboada cuando todavía está en Lima en el año 1796, seis años antes, en Mayo de 1790 se había convertido en el XXXV virrey del Perú, y, tras su periodo como el alter ego de Carlos IV, se veía obligado a hacer un informe con la relación de lo ocurrido durante su gobierno, antes de que su sucesor Ambrosio O'Higgins ocupara su cargo. Éste testimonio estaba dentro de la administración indiana, en la que cada virrey al terminar su mandato debía superar un Juicio de Residencia.
-¿Cómo se explica que pudiera acabar en el Nuevo Mundo?
-Quizá porque Francisco Gil de Taboada y Lemos no era un lalinense cualquiera; miembro de una familia gallega de egregio linaje, estaba emparentado por ejemplo con dos distinguidos prelados: Felipe Gil de Taboada, que fue arzobispo de Sevilla y Cayetano Gil Taboada, obispo de Lugo y Arzobispo de Santiago, cuyo nombre está unido a la fachada del Obradoiro. Asimismo , la intachable carrera naval, que lo ascendería a XI Capitán General de la Armada, el nombramiento como baylío de la Orden de San Juan de Jerusalén, y, la trayectoria siempre leal al rey, suponen méritos suficientes que se metamorfosean en la llegada a América como gobernador de las Malvinas y virrey de Nueva Granada en 1789 y un año posterior al Perú.
-¿Dónde radica la importancia del virreinato de Gil de Taboada en Nueva Granada y el Perú?
-Esencialmente en su propia figura. El lalinense era una persona ilustrada que favoreció la permeabilidad de las ideas progresistas en América. Por ejemplo, se preocupó por impulsar los estudios universitarios, la sanidad o la higiene. Se proyectaron expediciones geográficas dirigidas por el médico, humanista, y hombre de confianza Hipólito de Unanue, que es una figura vital en el conocimiento y el desarrollo del virreinato y sobre esto último Gil de Taboada nos dice que todavía los estudios del territorio no han llegado a la perfección de sus deseos, lo que evidencia su ambición por el desarrollo. Capítulo aparte merecen las líneas con las que trabajo acerca de la literatura del Perú en el siglo XVIII. Ahí se desvela sin barreras al Gil de Taboada más ilustrado, por ejemplo en la fundación del diario Mercurio Peruano, que tras una refundación todavía sigue vigente en este país.
-¿Por qué piensa que este tipo de personajes históricos no suelen ser tan conocidos en su lugar de procedencia?
-El olvido de la propia memoria es un hecho inherente al paso del tiempo en cualquier sociedad y nuestro modus vivendi tan apresurado no facilita permitirse un instante para conocer personajes que se conciben como lejanos y pretéritos. Por no hablar de los descuidados tactos de algunas instituciones con el mundo de la cultura.
-¿Sería bueno reivindicar figuras como la de Gil de Taboada?
-Está claro que la Historia no es una ciencia perenne y que renovar los discursos historiográficos es necesario tanto en el ámbito de lo teórico y especulativo, como en impulsar a alguna de estas figuras como motor turístico y económico. Sin embargo, esa reivindicación de la que me habla tiene que ir mucho más lejos que el simple rescate de nombres. Estoy seguro que hay personajes interesantes a la espera de que algún investigador o investigadora los devuelva a la actualidad. Si me encuentro con alguno no dude que dejará de ser un gran desconocido. Se lo garantizo.
-¿Hay documentación suficiente para conocer en profundidad a personajes de este calibre?
-Sí que la hay. Piense que antes de los soportes electrónicos el papel era el sostén de cualquier procedimiento, por lo que se genera una ingente documentación que se hoy tutela en los distintos archivos. En la línea de mis investigaciones en el ámbito americano sería el Archivo General de Indias de Sevilla el punto de referencia, pero también se pueden citar otros tan fundamentales como el Archivo de Simancas de Salamanca, la Biblioteca Nacional o el Archivo Histórico Nacional, entre otros.
-¿Tiene algún vínculo personal con Galicia?
-Sí, la actualidad de Galicia la tengo muy presente día a día. La principal razón es que mi equipo es el Deportivo de la Coruña. La verdad es que las veces que he viajado a Galicia me he sentido muy bien en todos los aspectos. Galicia es un lugar que siempre tiene algo que ofrecer en lo cultural, lo paisajístico, y también en lo gastronómico.
