El proyecto de custodia fluvial comenzó en el año 2011 con un programa de educación y voluntariado ambiental basado en la inspección de los ríos. Varias asociaciones, pertenecientes al GDR-20, participaron en las diferentes actividades que se desarrollaron alrededor de los cursos fluviales de las cuencas del Ulla, Umia y Lérez.

Este proyecto se desarrolló con un total de cuatro fases: diseño del material, creación de las redes de custodia fluvial, desarrollo de las acciones de custodia y divulgación de los valores naturales de las tres cuencas y de los proyectos.

Con esta iniciativa, Adega - en colaboración con el GDR-20- pretende contribuir al conocimiento de las principales problemáticas ambientales locales y globales ligadas a los cursos fluviales. Además, logró que una red de ciudadanos trabajasen de manera coordinada para mejorar los ríos Umia, Ulla y Lérez de manera desinteresada.

Con la intención de evitar cualquier impacto negativo, antes de la ejecución de cada proyecto se entregó y explicó mediante presentaciones "in situ", un protocolo de actuación para tener en cuenta tanto los criterios paisajísticos como los de identificación de la flora y fauna para su futura conservación.