Desde hace varios años, la lluvia ácida destroza los frutales y las plantaciones de huerta de la parroquia lalinense de Donramiro. El presidente de la asociación vecinal San Amaro, Carlos García, muestra en la foto diversas ramas de manzanos y cerezos que terminaron secando debido a la contaminación atmosférica y a la actividad de las centrales de Meirama así como a la quema de basura en Cerceda. En algunos casos, los efectos son tan devastadores que los vecinos de Donramiro se ven obligados a talar sus árboles, secos hasta prácticamente la raíz. La situación no es ajena a otros puntos de la comarca, puesto que en puntos de Agolada sus vecinos también se quejan de que, en función de las corrientes de aire y de las lluvias, sus cultivos de huerta, sus frutales e incluso árboles de hoja perenne también se han visto afectados.