El hundimiento ocurrido hace una semana en la Avenida Xosé Cuiña se produjo "por un cúmulo de circunstancias adversas, aínda que a súa causa última foi a rotura dunha canalización de abastecemento de auga", señala el informe elaborado por Enmacosa, empresa que había hecho también el de la vía rápida de O Salnés. Sin embargo, el origen del problema está en el mal estado del viejo canal de drenaje del río Pontiñas, la mitad del cual estaba destrozado.

El agujero apareció en el punto de la carretera bajo el que se había instalado un tubo de acero corrugado para el drenaje transversal destinado a facilitar el paso del caudal del río Pontiñas. Esta canalización, instalada hace treinta años cuando se construyó la carretera, tiene una longitud de 35 metros y un diámetro de 3. Pese a estar dotado de un tratamiento anticorrosivo, el tubo sufrió un importante deterioro en su base, especialmente desde su boca de entrada hasta cerca de la mitad. Los técnicos de la firma consultora, con sede en Portonovo (Sanxenxo), encontraron amplias zonas en las que está "totalmente desfeito e revirado en sentido vertical".

La abundante lluvia caída durante las últimas semanas provocó un notable incremento del caudal del Pontiñas, lo que, junto con el deficiente estado del tubo, que en muchas zonas dejaba el agua en contacto directo con el suelo, ocasionó un asentamiento del terreno, que se hundió ligeramente. Esta circunstancia, por sí sola, no debería tener consecuencias en la superficie, ya que tanto el tubo de drenaje como la propia carretera "teñen elasticidade suficiente como para soportar pequenas deformacións". Pero se rompió un tubo de la traída de agua, de fundición completamente rígida, que discurre justo por encima del canal de paso del río.

Este hecho provocó que las viviendas e inmuebles más próximos, como una gasolinera, quedasen sin servicio de suministro de agua desde el viernes 28 de noviembre. Asimismo, la presión del agua liberada derivó en el arrastre progresivo de tierra y material justo por debajo de la carretera, lo que finalmente motivó su hundimiento.

A la vista del informe, el alcalde sostiene que, "se non rompera a traída, non habería socavón, senón un blandón que podería aguantar anos". Por eso, no descarta pedir la asunción de una parte de las responsabilidades a la empresa Espina y Delfín, adjudicataria del suministro de agua.