José Antonio Martínez, al que todos conocen como Checho, es un ciudadano natural de Vigo que reside en Oleiros y se siente "grovense de adopción". Se escapa siempre que puede a San Vicente de O Grove, donde se embarca para salir a pescar en las frías aguas atlánticas. Fue así cómo se topó el domingo con una ballena azul, y no es la primera vez que vive un momento tan "emocionante".

"Estar a apenas quince metros de un animal tan majestuoso, con unos veinte de largo, es algo indescriptible; es una sensación que no se olvida jamás, como tampoco la olvidarán mi hijo, Manu, de 8 años, y su mejor amigo, Álvaro, los dos tripulantes que me acompañaban a bordo de la lancha y que también pudieron disfrutar del intenso momento".

A cinco millas de Pedras Negras

Sucedió a cinco millas náuticas del puerto grovense de Pedras Negras, en un punto de la plataforma continental situado entre las islas de Ons y Onza.

"No dábamos crédito", insiste Checho. "Vimos un rorcual común y, a su lado, la gran ballena azul". Estaban alimentándose en el mismo lugar, "una zona donde hay unos cincuenta metros de profundidad en la que abundan el pescado y el krill del que se alimentan los cetáceos".

Jureles, atunes y alcatraces

De ahí que la escena de las ballenas estuviera protagonizada también por un enorme banco de jureles, una buena cantidad de atunes rojos de gran tamaño e infinidad de aves, sobre todo alcatraces que se introducían con vertiginosos picados en el océano, a la captura de sus presas.

Tanto el autor de este último avistamiento de ballena azul como los niños que lo acompañaban tuvieron tiempo más que suficiente para deleitarse con la escena. Tanto, que cuando decidieron regresar a tierra, "las ballenas aún se quedaban allí, alimentándose".

"Como en los documentales de la tele"

Al narrar lo sucedido se le nota emocionado. "Era como ver en directo las imágenes que desde niño ves en los documentales de la tele más importantes; pero esta vez nosotros podíamos ver de cerca como la ballena común abría la boca a lo loco para comer, incluso sacándola fuera del agua, mientras que la azul tenía un comportamiento más discreto, asomándose para respirar y dejando en el aire su potente soplido".

En otra ocasión anterior el mismo pescador deportivo había descubierto una ballena y su cría. Pero no se acercó a ellas para no molestarlas y por miedo a que la madre se enfadara. "Esta vez nos dejamos ir al pairo y el viento nos acercaba y alejaba de ellas a su antojo, permitiéndonos observarlas con todo lujo de detalles sin molestarlas en absoluto", rememora.

Checho, que hace dos años ya estuvo al lado de cinco ballenas frente al cabo de Corrubedo (Ribeira), que también pudo filmar desde muy cerca, es consciente de que, junto a su hijo y el amigo, fue testigo de un momento tan excepcional como importante, por cuanto representa de riqueza en las Rías Baixas y confirma que en los últimos años las ballenas, entre ellas la azul, no dejan de elegir Galicia para "veranear".

"No cabe duda de que la presencia de estas ballenas en aguas gallegas no es casual y no están de paso, sino que vienen expresamente para comer, lo cual obedece a la abundancia de alimento y al hecho de que las aguas frías arrastren tantos nutrientes hacia nuestra costa", gracias al viento del nordeste registrado en las últimas semanas.

Afloramiento costero

Este proceso natural conocido como afloramiento costero es el causante de esa llegada de alimento a las rías, de ahí su elevada productividad.

Pero también el que propicia "que las ballenas se acerquen a nuestro litoral aprovechando las corrientes", recalca el vigués, coincidiendo así en sus afirmaciones con las reflexiones realizadas en tantas ocasiones por investigadores como el doctor Bruno Díaz, director del Instituto para el Estudio de los Delfines Mulares (BDRI) y responsable del proyecto científico "Balaenatur".

El proyecto "Balaenatur"

Esta herramienta científica avalada por el Gobierno de España, a través de la Fundación Biodiversidad, del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, fue concebida para el seguimiento de la ballena azul en la Red Natura 2000 de Galicia.

Trata de aportar información científica sobre el popular rorcual, una especie migratoria poco conocida en una zona tan poco explorada, pero de tanta riqueza, como Galicia.

El objetivo, que puede enriquecer un avistamiento como el realizado por Checho, es obtener resultados sobre las pautas migratorias de la especie, su distribución y comportamiento dentro de la plataforma continental gallega.

Esto, no cabe duda, permitirá disponer de "una información hasta ahora inexistente sobre la biología de estas ballenas en nuestro territorio", explican en el BDRI.

Del mismo modo, "Balaenatur" aspira a aportar información válida en relación con el impacto del cambio climático en la cadena trófica marina, "ya que la alimentación de las ballenas está ligada al krill del norte presente en Galicia por fenómenos de afloramiento costero que, a su vez, están condicionados por el clima", sentencia Bruno Díaz.