Ayer se registró un nuevo incendio, esta vez en Catoira. Afortunadamente, hasta el momento no se han registrado grandes pérdidas, porque no se han producido sucesos tan graves como los acaecidos años antes. Pero esto pinta mal, porque el viento continúa, los pirómanos no descansan y el monte sigue convertido en un polvorín.

De ahí que sea necesario extremar las precauciones, para evitar desastres naturales e incluso para no poner en riesgo vidas humanas y viviendas, a veces cercadas por las llamas.

El incendio de ayer, por ejemplo, se produjo en una zona arbolada de la parroquia de Abalo situada entre la carretera PO-548 y el río Ulla; un amplio pinar por el que atraviesa la vieja vía férrea.

El monte afectado está a escasos metros del conocido restaurante O Rancho, donde siguieron con expectación y preocupación las evoluciones de este fuego visible desde toda la ría de Arousa. También desde Vilagarcía, donde a causa del intenso viento incluso llegaron a caer cenizas.

Como se apreció durante todo el fin de semana la intensa humareda procedente del incendio declarado en la parroquia de San Pedro de Muro (Concello de Porto do Son) el sábado a las 17.42 horas, y finalmente extinguido ayer. La superficie afectada en este caso fue de 19,35 hectáreas, de las cuales tres eran de monte arbolado y el resto, monte raso.

Tanto en ese caso como en el incendio declarado ayer en Catoira, el viento dificultó las labores de extinción; en el municipio vikingo con participación de diferentes brigadas de la Xunta y dos helicópteros.

Del operativo también formaron parte un voluntario de Protección Civil de Catoira y efectivos de la Guardia Civil.

Estos últimos fueron necesarios porque el incendio obligó a interrumpir la circulación por la citada carretera PO-548, que une Pontecesures con Vilagarcía.

El operativo se desplegó desde poco después de las cinco de la tarde, cuando se declararon las llamas, hasta cerca de las ocho.

No fue una superficie excesiva, ya que el monte quemado está acotado por la carretera, el río Ulla e incluso el cortafuegos que representa la vía del tren. Pero sí puede entenderse como un aviso más de que los incendios forestales son una amenaza que hay que está muy presente en un verano tan cálido como el actual.