Hace diez años, todas las formaciones políticas de Vilanova se ponían de acuerdo para conseguir que un emblema del narcotráfico en la comarca pasase a manos públicas. Era el pazo de Vista Real, que había pertenecido a la familia Charlín hasta que fue intervenido por la Audiencia Nacional en 1995. De aquel pasado pocas huellas quedan, más allá del escudo de armas de la familia Charlín en cada una de las farolas y Vista Real se ha convertido en un referente para la formación laboral, sobre todo, desde la instalación del Centro de Desenvolvemento Local (CDL) en sus instalaciones.

Desde ese momento, las dependencias del pazo han acogido multitud de cursos formativos, una ingente actividad que solo se ha visto interrumpida por la pandemia del coronavirus. Tres meses después, en los que el centro ha tenido que recurrir a mantener su oferta de forma telemática, el pazo volverá a abrir sus puertas con carácter presencial para los alumnos. Será mañana con la impartición de los primeros cursos. Al igual que antes de la llegada de la pandemia, el centro funcionará a pleno rendimiento, con actividades formativas durante todas las semanas. Conducción de carretilla elevadora, cajero y los módulos de redes de datos y jardinería del Obradoiro de Emprego serán los primeros en regresar a las dependencias vilanovesas. En los próximos días también se iniciará un curso de monitor de tiempo libre que estaba previsto para el pasado mes de marzo.

Todas las actividades se celebrarán cumpliendo con los estrictos protocolos de prevención del Covid-19. Vista Real se ha convertido en un referente de formación no solo para el municipio que lo acoge, sino para toda la provincia de Pontevedra, ya que acuden alumnos de diferentes puntos del territorio.