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Los colectivos de pensionistas descartan retomar los bailes de los domingos

Más de media docena de colectivos celebraban sesiones semanales, que el coronavirus ha truncado - Los vecinos de Castrelo ya cancelaron sus fiestas gastronómicas

Imagen de archivo de un baile celebrado en la comarca.

En O Salnés se celebran en torno a media docena de bailes dominicales. Los organizan fundamentalmente asociaciones de pensionistas y son uno de los momentos más esperados de la semana para cientos de personas. Pero, como le ha sucedido a muchos otros eventos y costumbres, el coronavirus ha acabado con él, al menos de forma temporal.

El presidente de la asociación de jubilados A Mercede, de Cambados, Ángel Rodiño, apunta que está esperando a que Galicia entre en la fase 3 de la desescalada para intentar retomar la vida del colectivo, pero ya adelanta que no habrá bailes, "por lo menos hasta bien entrado el invierno".

"Algunos socios ya me dicen que aunque lo organicemos, que ellos no van a venir. La gente tiene miedo", afirma Rodiño.

El presidente de los pensionistas que se reúnen en el centro social de A Mercede intentará que el local esté a disposición de los socios para ver la televisión, echar una partida de cartas u organizar charlas, pero descarta retomar a corto plazo los bailes, en los que congregaba por término medio a entre 80 y 90 personas.

"A lo mejor nos dejarían organizarlo para 30 o 40 socios, pero no podemos contratar un conjunto de música solo para 30 o 40 personas".

Además, prosigue Ángel Rodiño, el establecimiento de un aforo les obligaría a pasar el mal trago de dejar pasar a unos socios y a otros no.

Sin salir de Cambados, la asociación Santa Cruz de Castrelo no organiza bailes periódicos, pero sí fiestas gastronómicas que cuentan con animación musical hasta bien entrada la tarde. Su presidente, Manuel Cacabelos, explica que también ellos han cancelado todos los eventos de ese tipo programados para los próximos meses. "Desde que empezó el estado de alarma ya anulamos cuatro".

Esta asociación cuenta con una carpa de 1.000 metros cuadrados, bajo la cual han llegado a comer hasta 700 personas. Cacabelos plantea que sobre el papel sería posible organizar en ella eventos con menos aforo y en los que se guardasen las distancias sociales, pero al igual que Rodiño no cree que hubiese mucha gente animada a participar.

De hecho, cuenta que en marzo iban a celebrar una comida por el Día del Padre y cuando la anularon tenían apenas un puñado de personas anotadas. "La gente ya tenía miedo antes de que se declarara el estado de alarma", recuerda.

También se organizan bailes periódicos en Corón, Vilagarcía u O Grove. Pero todo apunta a que las asociaciones deberán redefinir sus actividades de ocio a medio plazo.

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