Mobu ha decidido abrir el primer día permitido para el comercio y lo ha hecho con todas las medidas de seguridad. Así, dispone de una máquina de ozono para desinfectar la tienda por las noches y de una vaporeta con la que se pulveriza una prenda cada vez que alguien la toca. Los probadores están clausurados y se utilizan como zona de desinfección. "El cliente paga y se lleva el artículo a casa para probar. Si no queda satisfecho le devolvemos el dinero, pero en la tienda no se puede probar. Tampoco permitimos el pago en efectivo, solo con tarjeta", explica el propietario de Mobu, Álvaro Monteagudo. Los primeros clientes buscaban zapatillas de deporte.
ÁLVARO MONTEAGUDO