Con el mercadillo ambulante aún inoperativo, y desde luego, sin llegar a los momentos de máximo apogeo que se registraban cada sábado -antes de la aparición en escena del Covid-, la plaza de abastos de Vilagarcía registró ayer una buena jornada de ventas.
Lo hizo tras una nutrida afluencia de clientes que incluso sorprendió a algunas pescantinas que reconocían que "hacía tiempo que no había tanta gente".
Tanto es así que las medidas preventivas introducida por el Concello para reducir el riesgo de contagios, tales como una limitación de aforo a 60 personas, hicieron que, por momentos, se formaran largas colas en el exterior del mercado, donde los operarios municipales se encargan de dejar entrar a los clientes a medida que otros van saliendo por la puerta contraria.
Los que esperan para acceder al recinto lo hacen a través de un pasillo exterior delimitado con vallas plásticas y metálicas, paralelo a la fachada principal de la plaza de abastos.
Como se explicó en su momento, a raíz del estado de alarma se decidió que este mercado solo abra los martes, jueves, viernes y sábados, autorizando la entrada exclusivamente por la puerta de Arzobispo Lago, para salir por la del extremo opuesto, que da al callejón que separa la plaza de la nave de la verdura.
Pues bien, ayer la cola llegó a alcanzar, en algunos momentos de la mañana, de un extremo a otro, lo que da una idea de la buena afluencia de clientes registrada.
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Esta situación supone un alivio para los vendedores, algunos de los cuales habían dejado de acudir a trabajar pocos días después de la declaración del estado de alarma, al ver que las ventas hacían caído en picado a causa del confinamiento de la población.
Entre ellos hay pescantinas que ayer, al comprobar que el movimiento de gente parece recuperarse, aunque sea tímidamente, ya anuncian que desde la próxima semana retomarán su actividad en la plaza.
