La situación en la que se ha ido sumiendo el marisqueo desde que se decretó la alarma nacional a causa del coronavirus va tomando tintes dramáticos. La flota ha dejado de faenar por no poder garantizar la salud a los marineros y mariscadoras y por la caída en picado de las ventas dejando a cientos de familias en la ría de Arousa sin ningún tipo de ingreso.

Es el caso de la Cofradía de Vilanova, cuya patrona mayor, María José Martínez Vales, recordaba ayer que "más de 400 personas en este Concello se han quedado sin ningún tipo de ingreso, una situación cuyo dramatismo es evidente". Antela desesperada situación a la que se ven abocados sus socios, Vales reclama a Mar que dé un paso más para conseguir que el Gobierno decrete el cese de actividad en el marisqueo. "Debe utilizar todos los recursos de que dispone para conseguir ese objetivo y no quedarse en una mera declaración de apoyo y diciéndonos que seamos los mariscadores los que lo solicitemos, cuando es evidente que no tenemos esos recursos", insiste Vales, emplazando a la Consellería a "representar a las más de 6.000 mariscadoras y a los mariscadores ante el Gobierno Central.

El cese de actividad debe llegar por "motivos de salud pública porque es imposible que nos podamos separar en la lonja o en las playas mientras trabajan y la Consellería debe darnos visibilidad en Madrid, donde el marisqueo parece que es un total desconocido y está completamente ignorado". La opción de los ingresos económicos también sería factible siempre y cuando no se aplique "una pérdida de ingresos del 75%, porque hemos trabajado hasta mediados de marzo por lo que no vamos a poder entrar en esos porcentajes, condenándonos a quedarnos sin ningún tipo de prestación económica". Las quejas de la patrona mayor de Vilanova se vienen repitiendo en todas las cofradías de la ría de Arousa, desde las que advierten que se va a crear un grave problema social en el futuro.

La Consellería do Mar remitió la semana pasada un escrito al Ministerio de Sanidade, Consumo e Benestar Social, en colaboración con la Federación Galega de Confrarías, en el que se pedía que se clarifique si el marisqueo se encuentra dentro de las actividades esenciales para el suministro de alimentos a la ciudadanía, algo que desde el propio sector rechazan, porque sus productos no forman parte de la cesta de la compra habitual.

En la misiva, la Consellería también solicitaba que se estudie la procedencia de declarar el cese de actividad en el marisqueo y en la extracción de recursos específicos "dadas las dificultades con las que se encuentra el sector para colocar sus productos en el mercado debido a la caída de la demanda tras el cierre de la hostelería". Este hecho avala lo que vienen denunciando los mariscadores y patrones mayores desde que se puso en marcha el estado de alarma. Desde que se declaró este, la caída en la facturación del sector ha sido brutal, al perder el 96% de sus ingresos en relación con el mismo período del pasado año y al encontrarse con que los comercializadores del producto están saturados. La misiva todavía no ha encontrado la respuesta esperada por el sector.