-¿Existe la posibilidad de que se incrementen los casos de violencia machista a causa de la reclusión domiciliaria a la que está sometida la sociedad?

-No podemos hacer predicciones rotundas sobre qué va a ocurrir con la violencia de género, doméstica o filiopaternal. Lo que sí es cierto es que, en estos momentos tan difíciles para todos, las personas vamos a experimentar un malestar psicológico que puede alimentar emociones negativas como la rabia o la ira.

-Es decir, que el riesgo aumenta...

-Evidentemente, en esta situación excepcional de confinamiento, en la que todos estamos mucho más sensibles, es más probable que se alteren los ánimos, de ahí que sea importante contar con estrategias para vencer a la ira y demás emociones negativas.

-¿Y qué recomendaciones pueden hacerse a las familias, desde un punto de vista psicológico, para prevenir conductas de violencia doméstica o actuar cuando estas se producen? ¿Cuáles son esas estrategias de las que habla?

-Lo primero, y más importante, es ser conscientes de nuestras emociones y pensamientos negativos y saber aceptarlos. No debemos tratar de luchar contra ellos, sin más, es un error muy común. Una vez identificados esos pensamientos negativos, y dado que el confinamiento nos impide salir de casa, podemos dirigirnos a otra habitación o dependencia de la vivienda, tratando así de aislarnos de las demás personas con las que convivimos.

Y debemos hacer actividades que nos resulten más gratificantes, como el ejercicio físico, o incluso contar para atrás de 3 en 3, comenzando en 100... En definitiva, tenemos que buscar el modo de controlar nuestra ira y convertirla en algo positivo; algo que nos lleve a ordenar la ropa de un armario, a cocinar...