La familia integrada por Rogelio Díaz, Vanessa Serantes y sus hijos Alba y Martín, de siete y cuatro años de edad, han podido poner fin a un viaje de placer que acabó convirtiéndose en pesadilla. Desde hoy mismo a primera hora han puesto pie en tierra en Santiago para culminar toda una odisea a consecuencia del estado de alarma decretado por el gobierno por la pandemia del coronavirus.

Lanzarote fue el lugar elegido para sus vacaciones y precisamente allí fue donde se desencadenó una serie de acontecimientos que hicieron necesaria la intervención de la propia Xunta de Galicia para que esta familia cambadesa pudiese volver a su casa. Un hecho que el pasado jueves comenzó a convertirse casi en una quimera.

Rogelio Díaz, natural de Vilanova, todavía recuerda con enfado como se precipitaron los hechos, "nos llamaron el jueves del Cabildo de Canarias diciéndonos que teníamos que abandonar la isla. Solo les interesaba saber cómo lo íbamos a hacer, pero no nos ayudaban ni a intermediar con un hotel que nos ponía literalmente en la calle ni siquiera con el billete de avión que habíamos perdido".

A base de hacer saber a los responsables del hotel de su difícil situación, la familia Díaz Serantes pudo pernoctar una noche más en el lugar donde estaban alojados. Ello les sirvió para ganar tiempo y poder encontrar una casa en la que pudieron pasar las últimas horas en la isla a la espera de que fructificasen las gestiones que estaba realizando la Xunta de Galicia para poder salir de Lanzarote.

"Desde el Cabildo nos hacían saber que no les importaba nada más que sacarnos de Lanzarote. Nos ofrecieron unos billetes de avión, previo pago de 180 euros por persona, para volar el viernes, pero aún por encima con escala en Madrid, a lo que nos negamos rotundamente", apunta Rogelio Díaz.

A las lógicas incomodidades de la situación, la familia arousana tenía además que gestionar la incertidumbre generada para que afectase lo menos posible a su hijo Martín, que padece el trastorno del espectro autista. Como apunta su padre, "es un niño que necesita estar en su entorno, cualquier variación inesperada le altera. Incluso tuvimos que estar trabajando con pictogramas antes del viaje para hacerle entender que íbamos a salir de casa e ir en un avión para hacer un viaje porque le cuesta mucho salir de su casa".

Después de dos noches en una casa que apareció gracias a la buena fe de unos amigos, tocaba a primera hora del domingo emprender el viaje de vuelta desde Lanzarote. En este sentido, Rogelio Díaz también quiso tener un aparte en su agradecimiento para "el alcalde de Vilanova y la alcaldesa de Cambados que desde un primer momento se interesaron por nosotros y nos hicieron llegar su voluntad de ayudarnos en todo momento".

En su misma situación también estaban otros siete gallegos, por lo que la implicación del gobierno autonómico aún fue mayor, "nos dijeron desde un primer momento que nos iban a traer a casa y hasta nos pagaron los billetes".