Un grito al cielo sale de los grandes pergaminos que sobre fachadas, ventanas y balcones cuelgan estos días los arousanos con la firme idea de convencer sobre la necesidad del confinamiento para frenar el ataque del coronavirus. Desde Meis a Cambados, de Ribadumia a A Illa y de O Grove a Vilagarcía sin olvidar ninguna de las tres localidades de O Salnés son muchos los vecinos que se suman al hastag o lema "Yo me quedo en casa" que como la pólvora se extendió por todos los países del mundo.

Ondean en todos los balcones mensajes de ánimo a los profesionales sanitarios pero también a otros colectivos que permiten que el mundo siga rotando aunque sea a un ritmo incierto. "Mostramos noso apoio a sanidade pública, farmacias, ambulancias, camioneros y todos los demás por facelo máis levadeiro", reza una vieja sábana en una vivienda de Meis, al pie de la PO-531 donde antes del coronavirus circulaban en torno a 20.000 coches diarios.

Recorrer la comarca supone pararse en casi cualquier rincón porque en cualquier lugar hay mensajes de ánimo. "Esto lo vamos a superar entre todos", se lee en una recoleta placita vilagarciana donde a las ocho de la tarde suenan sin parar las palmas de agradecimiento a los profesionales que están en primera línea, uno de los colectivos más expuestos al contagio y con más bajas. O abucheos, si se tercia.

Una campaña nada reivindicativa en la que también los niños, los más pequeños de la casa, tienen su papel, su forma de expresar el deseo de que esto sea una falsa pesadilla para poder volver pronto a la calle, a los parques, a abrazar a los amiguitos, a volver al cole...

Es el Facebook artesanal, el de siempre, el dirigido al vecino de al lado o del piso de arriba, a quien pasea el perro para que no viva mayor estrés del que presiente, del que va a la compra a por lo básico, del que no tiene más remedio que ir a su puesto de trabajo...

Una súplica en forma de palabras, de dibujo, de palmas y de música que llevan a arrinconar el miedo durante unos instantes y la rabia porque el estado de bienestar sufra el más duro golpe del presente siglo. De ahí que no sorprenda ese imperativo en la rúa San Roque, frente al Castro Alobre de "¡Quédate en casa!, se están jugando la vida por ti ¡Ayúdales!" que solo se amortigua con el "¡Todo saldrá bien!" de un diálogo sordo que mana de muchas paredes.