Asentado en Caldas, pero estrechamente ligado a Vilagarcía, donde su hijo Hugo juega en las categorías inferiores del Arosa, José Luis Villaverde explica que está acompañado de su hijo, el perro y su esposa, Carmen, que sale cada día a trabajar. "Lo peor es el miedo que sientes cuando se va, pues solo deseas que regrese bien. Nosotros no tenemos problema porque yo soy muy casero y Hugo se entretiene por la mañana en contacto con el IES y después de comer en su habitación, chateando con los amigos. Solo salgo al callejón para sacar al perro. Ojalá todo acabe pronto y sea lo menos triste posible para todos".