La historia de Paula salió a relucir hace tres años, cuando fue incluida, junto a una veintena de niñas como ella, en una publicación a beneficio de la Asociación de Cardiopatías Congénitas COR de Barcelona. En la misma, "transmitimos un mensaje de fe en la vida para que estos niños enfermos sigan hacia adelante", señalaba entonces su madre, Andrea. Sucedió justo antes de que viajaran a Italia, precisamente donde ahora se encamina su padre semanalmente como camionero. La diferencia es que entonces la niña y su familia iban a visitar al Papa Francisco y entregarle el libro: "Cardiopatías congénitas. Un mundo de historias".

Todo había comenzado con el nacimiento de Paula, pues con solo 16 horas de vida una enfermera del Hospital do Salnés detectó que algo no iba bien y alertó a la pediatra, constatando que la recién nacida presentaba un cuadro de cianosis, es decir, tenía niveles bajos de oxígeno en sangre.

Fue derivada a Pontevedra, donde se confirmó que Paula había nacido con muchas anomalías congénitas, entre ellas un ventrículo derecho apenas desarrollado y una acortación de aorta, por lo que fue trasladada al Hospital Materno Infantil Teresa Herrera de A Coruña, donde estuvo hospitalizada más de dos meses para ser sometida a sus tres primeras operaciones.