Robo con violencia en el rural vilagarciano. Un grupo de encapuchados asaltó la madrugada de ayer un chalé en el lugar de Renza y propinó una brutal paliza a su propietario, que necesitó traslado sanitario al Hospital do Salnés. Dentro de la vivienda también se encontraban su esposa y su hija, de 14 años de edad, a la que los atracadores llegaron a amenazar con cortarle los dedos de una mano si su padre no les facilitaba la importante cantidad de dinero que le pedían. Tras el agónico episodio, finalmente el hombre les indicó dónde se encontraba el botín y tanto su mujer como su hija resultaron ilesas.

Los hechos ocurrieron al filo de las dos de la madrugada, cuando los ocupantes de la vivienda se encontraban durmiendo tranquilamente y de repente se vieron sobresaltados por la irrupción de varios encapuchados, que no tuvieron problemas en burlar el sistema de seguridad y videovigilancia instalado en la casa para acceder a su interior.

Los asaltantes buscaban dinero. Mucho dinero. Y para conseguir su objetivo no dudaron en emplear la fuerza y la violencia extrema, maniatando y golpeando sin piedad al propietario durante aproximadamente una hora, hasta que lo dejaron ensangrentado y lograron hacerse con varios miles de euros en efectivo -algunas fuentes apuntan a 20.000 euros- y también con numerosas joyas. La denuncia ya está presentada en la comisaría de Policía Nacional de Vilagarcía.

El herido es un varón de 55 años de edad que pertenece a una familia de carniceros, un negocio que combina con su afición por los caballos. De hecho posee una ganadería caballar en las inmediaciones de su chalé con la que ha ganado premios en distintas ferias. Es el tercero de cinco hermanos, todos ellos hombres.

Al parecer, los atracadores ya tenían controlada la vivienda de días anteriores para poder dar el golpe con mayor seguridad de éxito. Por el momento la fechoría les ha salido bien, pues se han ido con las manos llenas y han logrado huir de las redes policiales.

Ayer en el pequeño lugar de Renza, ubicado en la parroquia vilagarciana de Sobrán, concretamente en el límite con el municipio de Vilanova, algunos vecinos ya eran conocedores del violento asalto que se había producido por la noche.

Hasta el domicilio en cuestión se desplazó una patrulla de la Policía Nacional y otra de la Local. También una ambulancia, pues el dueño de la vivienda atracada tuvo que ser evacuado al Hospital do Salnés para recibir asistencia sanitaria a consecuencia de la paliza que había recibido. Pese a la gravedad de las heridas, no se teme por su vida.

Un grupo especializado de la Policía Nacional se ha hecho cargo de la investigación de este suceso. De momento se mantienen abiertas todas las hipótesis, si bien los primeros indicios apuntan a un posible ajuste de cuentas, según fuentes policiales.

El conocido como "clan de los carniceros" ha sido objeto de investigaciones por las fuerzas de la lucha antidroga, que resaltan que la víctima de este asalto en Vilagarcía carece de antecedentes.

Otros robos con violencia

En los últimos años se han producido en O Salnés otros robos con violencia en domicilios. Hace dos años y medio el empresario vilanovés Ramiro Martínez, propietario de Montiño, fue asaltado por varios encapuchados en su vivienda de Portas, de la que se llevaron un importante botín en joyas y dinero. Los atracadores llegaron a torturar al empresario para conseguir más dinero del que guardaba en la caja fuerte, donde había 20.000 euros. En el interior del pazo también se encontraba su pareja.

Esto ocurrió en julio de 2017. En febrero de 2015 fue un empresario del sector de la construcción el que sufrió un robo con violencia en su vivienda de Baión (Vilanova). Un año después del asalto se localizó en la cárcel de Málaga a un individuo de origen colombiano, propietario de un vehículo cuya matrícula coincidía con uno de los coches que habían observado los vecinos rondando por la zona.

Wilmer F.L. tuvo que pasar por la Audiencia Provincial de Pontevedra para asistir al juicio en el que era el único acusado, ya que nunca se logró identificar la resto de asaltantes. El colombiano fue condenado a cuatro años y diez meses de prisión, una pena muy inferior a la que solicitaba la Fiscalía, que pedía 16 años y ocho meses de cárcel por los delitos de robo con violencia y secuestro. Para su implicación en los hechos resultaron claves los restos de ADN hallados en una de las bridas con las que ataron y amordazaron a las víctimas.