Alfonso González Gallego fue elegido por el PP como sucesor de Tomás Fole, dos años después de que este perdiera la Alcaldía de Vilagarcía, en 2015. Para ello el aparato del partido se decantó por un congreso local con un único candidato, sin rivalidad alguna de cara a la galería. La renovación se llevó a cabo en un proceso tranquilo.

Tras llegar a la presidencia del partido el 14 de mayo de 2017, Gallego comenzó a introducir caras nuevas en la formación de la gaviota, como el número dos de su candidatura a las municipales de 2019, Miguel Ángel García Miguéns (dimitió pocos meses después de la debacle electoral) o Yolanda Bóveda, que ocupaba el cuarto puesto de la lista. De hecho el grupo municipal resultante de los últimos comicios es totalmente distinto al de 2015, con la única excepción de Ana Granja, que se ha mantenido en sendos mandatos.

En la campaña electoral de Gallego como candidato a la Alcaldía no se realizaron mítines, sino que los populares prefirieron ir puerta por puerta para trasladar su mensaje a los votantes.

Este cambio de estrategia cayó como un jarro de agua fría entre la militancia, que no entendió cómo el partido se pudo permitir el lujo de prescindir de un mitin central en Vilagarcía. Era la primera vez en la historia que ocurría algo así. De hecho un mes antes, en la campaña de las generales, con Elena Suárez como candidata al Congreso, se celebró un acto electoral en A Peixería con una buena acogida. Para arropar a Suárez, acudieron a la capital arousana Alberto Núñez Feijóo, Alfonso Rueda y Ana Pastor.

El resultado en las urnas no fue el esperado para el PP ni en abril (Elena Suárez no entró en el Congreso) ni tampoco en mayo, ya que la formación conservadora perdió dos concejales, pasando de siete a cinco. Aunque continuó como principal grupo de la oposición, su principal rival, el socialista Alberto Varela revalidó la Alcaldía con un abrumador respaldo que le permite gobernar con mayoría absoluta.