Desde que tuvo lugar el episodio del campo de A Xunqueira, el entrenador del cadete B del Arosa, David Cascallar, explicó su proceder diciendo que el objetivo de entrenadores, árbitros, clubes y padres "debe ser educar y lograr que los niños aprendan a ser buenas personas; así se lo dije al árbitro en el campo, pero se limitó a indicarme que no podía estar allí, haciendo caso omiso".

A su juicio, "el árbitro también debe ayudar" a formar a los niños, "y cuando me sacó la segunda amarilla por insistirle en ello le dije que me daba exactamente igual, porque lo que me importaba de verdad en ese momento eran mis jugadores, el que había recibido la patada y el que estaba sufriendo porque le estaban llamando gordo desde la grada".

Frente a esto, el delegado del comité arbitral de Pontevedra, Manuel Vidal, aseguró que el colegiado "no oyó el insulto, y por tanto no podía recogerlo en el acta; estaba arbitrando, y no pendiente de lo que se decía en la grada, por eso no oyó nada, de ahí que fuera el primer sorprendido cuando el entrenador invadió el campo para pedirle que tomara medidas e incluyera el insulto en el acta arbitral". Una explicación que no convenció al entrenador, que dice estar convencido de que el árbitro "sí oyó el insulto, porque se escuchó en todo el campo". Sea como fuere, tanto si lo escuchó como si no, lo que está claro, y demostrado mediante el correspondiente vídeo, es que el insulto al portero de catorce años sí se produjo.

Es por ello que, según opinan en la cantera del Arosa, "procede rebajar o anular la sanción al entrenador y que la Federación decida si toma medidas contra el que profirió el insulto desde la grada, incluso prohibiéndole volver a entrar en los campos".