Cualquier vivienda que permaneciese ocho años cerrada y sin habitar terminaría presentando al cabo del tiempo serias deficiencias. Y así le ha sucedido también a la pousada de Ribadumia, cuyas obras terminaron en 2011 pero que jamás abrió sus puertas como instalación hotelera. Su único uso, de hecho, fue como efímero plató para una serie de televisión. El edificio presenta en consecuencia múltiples problemas que ahora hay que subsanar. Para hacerlo, la Diputación acaba de sacar a licitación un contrato público por valor de 150.000 euros.

La presidenta de la Diputación, Carmela Silva, y el alcalde de Ribadumia, David Castro, visitaron a primera hora de la mañana de ayer el entorno de la pousada. Durante los últimos meses, una empresa contratada por el órgano municipal estuvo abriendo y urbanizando dos nuevas calles, tal y como establecía el convenio firmado en su día con la Iglesia -antigua dueña de los terrenos-, aunque en su día quedaron sin ejecutar.

El hecho de que, finalmente, la apertura de estas dos calles sea una realidad ha llevado a Carmela Silva a afirmar que, "hoy (por ayer) es un día importante para Ribadumia". Pero aún faltan varios días importantes más. Porque el hotel se encuentra en tales condiciones de deterioro que la concesionaria de las cuatro pousadas, la cadena Hotusa, se niega a recepcionarla en las condiciones actuales.

Así las cosas, el edificio está a la espera de que una empresa subsane las múltiples deficiencias detectadas, entre las cuales se encuentran paredes llenas de humedades y hongos, cristales rotos, toldos deteriorados, daños en el suelo de madera y hasta filtraciones en las cubiertas. Incluso tiene desniveles sin barandilla de protección.

El plazo de ejecución de la obra es de dos meses, de modo que Carmela Silva confía en que la pousada esté lista para abrir entre abril y mayo, de modo que Hotusa podría estrenarla en verano. Si todo fuese a buen ritmo, incluso cabría la posibilidad de que llegasen a tiempo para la campaña de Semana Santa.

Durante su intervención ante los medios, Silva volvió a atacar con acritud al Partido Popular -aunque sin nombrarlo explícitamente-, que gobernó en la Diputación y el Concello de Ribadumia hasta 2015.

Los conservadores han acusado en múltiples ocasiones a Carmela Silva de dilatar adrede todos los trámites de la pousada, para tenerla cerrada el mayor tiempo posible, y así hacer daño en su casa al expresidente provincial, Rafael Louzán. Pero la socialista mantiene que la pousada presentaba tal sarta de irregularidades que fue imposible regularizarla antes. "No tenía licencia de primera ocupación, no tenía licencia de actividad, ocupaba terrenos de la Iglesia y parte de la red viaria del Concello. Las instalaciones no tenían seguro, no tenían vigilancia ni sistema de seguridad. La construcción no se ajustaba al proyecto... Había tantas deficiencias que la adjudicataria se negaba a recepcionar esta pousada", declaró Silva. Por ello, afirma que durante los cuatro últimos años, la Diputación tuvo que trabajar muy duro, "para regularizar todo lo que estaba irregular".

La pousada de Ribadumia se terminó en 2012. El presupuesto inicial era de 1,5 millones de euros, pero al final costó 5. Estaba llamada a ser un potente motor turístico, pero lleva ocho años cerrada.