En Catoira siempre suele hacer más frío que en Vilagarcía, con diferencias que pueden llegar a los cuatro grados. Y es que el municipio vikingo está bañado por el río Ulla y la densa bruma junto al cauce no ayuda a subir las temperaturas. Todo lo contrario. El de ayer fue uno de esos días desapacibles junto al Ulla, con una niebla espesa que dificultaba la visión a los conductores en algunos tramos de carretera.

A las once de la mañana, varias horas después de haber amanecido, en Catoira el mercurio no superaba los 2 grados centígrados, mientras que en la capital arousana no bajaba de los 6.

También a Carril, localidad ubicada en la desembocadura del río, llegó la bruma. No obstante los parquistas continuaron trabajando metidos en el mar a gélidas temperaturas y unos aficionado, pescando en el muelle frente a Cortegada.