Cambados y Rianxo tienen la flota más numerosa con permiso para emplear las artes con las que se pesca la vieira. En 2002, la Unión Europea autorizó un plan pionero que se le presentó desde Galicia, y en el que trabajaron durante meses varios organismos públicos y entidades privadas, entre ellos la cofradía de Cambados.
Hacía años que la vieira estaba vedada en toda la costa gallega, debido a sus elevados índices de toxina amnésica, pero el nuevo plan permitió volver a pescarla, con la condición de que se extrajese cuando los niveles de ASP estuviesen más bajos y de que el marisco se depurase y eviscerase antes de ponerlo a la venta.
Así se hizo, y la lonja de Tragove, en Cambados, centralizó las descargas de vieira, en las que también participaban numerosos barcos de Rianxo.
En 2011 nació Porto de Cambados, una empresa con tres socios, entre ellos la cofradía, que era el mayoritario por número de acciones. Su objetivo era ocuparse del tratamiento de la vieira en fábrica y de su comercialización. Otro de los miembros de la empresa era Mariscos Veiro, en cuyas instalaciones de Tragove se procedía a la depuración, evisceración y envasado del marisco.
Hasta que, en 2018, la gestión de la vieira dio un giro de 180 grados. Cambados puso en marcha su nave de eviscerado propia, y dejó de hacer ese trabajo en Veiro. El pósito quería aprovechar unas instalaciones en las que la Xunta de Galicia había invertido 1,3 millones de euros, y que la cofradía había equipado gracias a una subvención europea de 172.000 euros. Además, al trasladar allí el tratamiento del marisco se ahorraba lo que tenía que pagarle a Veiro por la cesión de sus instalaciones.
Un año después, la cofradía de Rianxo y Mariscos Veiro pusieron en marcha entre los dos su propio plan. Fue una campaña corta, pero quedaron satisfechos del resultado, y han decidido volver a trabajar juntos este invierno.
En el pasado, también evisceró vieira Ameixa de Carril al mismo tiempo que Cambados, pero con la diferencia de que su marisco procedía de la ría de Ferrol.
