Una bengala podría estar detrás del incendio que se originó ayer en A Illa de Arousa y que afectó a varias parcelas abandonadas que se encontraban muy próximas a las viviendas. De hecho, la rápida intervención de los vecinos y la rápida llegada de los servicios de emergencia consiguió evitar que las llamas llegasen a alguna de esas viviendas, que vieron como el fuerte viento las ponía en un serio peligro de verse afectadas.

Pasaban tan solo unos minutos de la medianoche de ayer cuando la alarma saltaba en A Illa de Arousa, al declararse un fuego en una parcela llena de maleza en la zona de O Monte. Totalmente rodeada de casas y con el fuerte viento que se registraba durante la noche, los vecinos alertaron al 112 y comenzaron a tirar mangueras y cubos para evitar que las llamas pudiesen alcanzar algunas de las viviendas que se encontraban en la zona.

En el lugar se personaron los operarios municipales con un camión de primera intervención del Concello, cuatro vehículos de la Guardia Civil, varios camiones de los parques de Bombeiros de Ribadumia y Vilagarcía, Policía Autonómica, un agente forestal y las cuadrillas de Cambados y Vilanova.

Sobre las 3.30 horas, el incendio se daba por extinguido sin que llegase a afectar a las viviendas que lo rodeaban. La superficie arrasada por el fuego fue de unos 2.000 metros cuadrados de monte raso y maleza. Todo apunta a que las llamas se originaron con una bengala cuyo origen todavía se desconoce y que están investigando la Policía Autonómica y la Guardia Civil.

En la mañana de ayer, se registró otro susto que acabó convirtiéndose en una falsa alarma. Varios marineros que estaban faenando se percataron de que salía una columna de humo de lo que parecía el parque de Carreirón, la joya natural con la que cuenta A Illa.

De forma inmediata alertaron al Concello, presentándose en el lugar varios operarios municipales con el camión motobomba con el que cuentan. Tras inspeccionar la zona sin encontrar ninguna huella de incendio se percataron de que el humo al que se referían los marineros no era en Carreirón, sino en el otro lado de la ría, donde las llamas se cebaban con un pinar de A Pobra do Caramiñal.

Precisamente el parque de Carreirón llegó a cerrarse al público hace más de una década, coincidiendo con una oleada de incendios en la comarca, siendo vigilado por personal de la BRILAT hasta que se levantó la alerta.